Revista Nro. 31

Índice:

El propio valor

Laberintos sagrados

La otra Tierra


El propio valor

«Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.

 

Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

 

El maestro sin mirarlo, le, dijo:

 

Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... - y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

 

E... encantado, -maestro-titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.

 

Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

 

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas-, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.

 

¡Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

 

Entró en la habitación, Maestro, lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

 

¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo!, contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

 

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

 

58 MONEDAS!!!!!!!!!!!!!!!!! Exclamó el joven.

 

Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

 

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

 

Siéntate, dijo el maestro después de escucharlo. Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede revaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.

 

«Todos somos como esta joya, valiosos y únicos,

y andamos por los mercados de la vida

pretendiendo que gente inexperta nos valore.»

                                                                                                                                       C.E.

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Laberintos Sagrados

- Continuación del número anterior-

 

Un laberinto contiene un mensaje no verbal, que sugiere geometría y numerología, y crea un campo holográfico multi-dimensional. Estos modelos inadvertidos son llamados como "Geometría Sagrada" y revelan la presencia de un orden cósmico, pues unen el mundo material y los reinos sutiles de conciencia más alta.

 

El resurgimiento contemporáneo de laberintos en el Oeste, es el centro de nuestro impulso, profundamente arraigado con el fin de honrar la Santidad de Toda Vida. De hecho un laberinto puede experimentarse como el útero del nacimiento de la Gran Diosa.

 

Así, la experiencia del laberinto es una práctica potente de nuestra propia integración, pues encapsula al moverse en espiral, el viaje hacia dentro y fuera de la encarnación: en el viaje hacia el centro, uno limpia "la suciedad del camino". En el viaje hacia fuera, uno nace nuevamente y se reconoce conscientemente en un cuerpo humano, se hizo "santo" reteniendo el sabor del Centro Infinito.

 

Cómo dibujar un laberinto

(realmente inténtelo!!! es divertido con niños!!!)

 

Dentro de la familia de cuadros de StarWheel (Museo de Laberintos), examinaremos el número 61 ("Labrys-13")

 

El centro de este cuadro muestra un laberinto: siga las líneas trazadas (y salte por encima de la rama de la cruz!)... A la izquierda y la derecha del centro, algunos caminos se han extendido para llenar el mandala entero: ellos muestran las "historias" y representan lo que vamos serpenteando a través de la vida. En el eje de fondo-centro, se puede apreciar la progresión de símbolos del chakra, hay una columna de Luz que realmente debe verse en 3-D como pasando por el centro (recuerde, un mandala está hecho en 2-D cruz-sección, pero es en realidad una esfera en 3-D!). En la periferia, muchos peregrinos aprendices están formando una cola: en el futuro, cuando ellos alcancen la posición norte "portal", ellos podrán descender (encarnados) en el peregrinaje de sus vidas. El nombre de "labrys" viene de la figura de apertura, dentro de las posiciones norte y sur aparece una antigua hacha doble ceremonial. y el mágico cetro de las Amazonas.

 

"Tarjeta de la sabiduría"

descripción del Labrys-13 / StarWheel nro. 61:

 

"Un laberinto-cruz, el sagrado camino de la peregrinación - buscando el Tesoro Interno. El personal viajero es reemplazado por un labriego, el hacha doble simboliza lo más alto y las naturaleza más baja de nuestro ser. Muchos peregrinos están alineándose en la entrada: el único - su Yo Real - cruzará el umbral, en alineación perfecta con la Senda de Luz, y lo hará con éxito por el eje cósmico de la espina dorsal. En cualquier lado del centro del laberinto, usted puede hacer subir verticalmente y efectuar muchos encuentros diversos, es cuando usted entra en su experiencia interna y serpentea a través de las experiencias de su vida. De esta manera, uno tiene la posibilidad de: identificarse con los objetos del pasado de ego-satisfacción o enfocarse en Comprender la Totalidad. Ésta es una invitación para meterse en la Peregrinación, una jornada atrevida desde los bordes exteriores de conciencia, hacia el santuario de su propia Tierra Santa - el Ego, el centro de Conciencia."

 

Traducción hecha por Fusión.

Visite el enlace al Museo de Mandalas sugerido en "otros sitios" de nuestra Web.

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La otra Tierra

(Continuación de la Revista nro. 29)

Una vez aceptados los paradigmas rara vez se cuestionan; solamente se convierten en un dogma científico que se perpetúa a sí mismo. Como consecuencia de esto, los científicos tienden a aceptar aquellos fenómenos que encajan en el modelo y a rechazar a aquellos que no lo hacen. Sin embargo puede llegar un momento en que los fenómenos que no encajan resultan tan evidentes que ya no es posible ignorarlos por más tiempo. Los principios pueden aplicarse también al modo en que percibimos la «realidad» y se relacionan con nosotros mismos.

En resumen: las pautas mentales, tanto si somos conscientes de su presencia como si no, son extremadamente poderosas. Determinan el modo en que se van a interpretar los datos sensoriales, que experiencias vamos a aceptar como «reales» y cuáles rechazaremos como «ilusorias», y que entendemos por «realidad». Como ocurre con los paradigmas, normalmente se dan por sentados, y rara vez, por no decir nunca, se cuestionan.

Existe un modelo aún más fundamental subyacente al modo en que pensamos que funciona el mundo (paradigmas) y al modo en que construimos nuestras experiencias (pautas mentales): el que se refiere al modo en que nos vemos a nosotros mismos y entendemos la relación entre este yo y todo lo demás. Este modelo fundamental condiciona todo pensamiento, toda percepción y toda acción.

Pero éste no es el único modelo del yo que existe. Es posible un modelo completamente distinto y, sin embargo, complementario: el de un yo universal, no limitado por la piel; un yo cuya cualidad esencial es la unidad con el resto de la creación, en lugar de la separación de ésta.

La identidad personal con frecuencia se mide en términos de las posesiones materiales, sean casas, automóviles, aparatos de televisión o de alta fidelidad, cuadros, bibliotecas o lo que sea. Cuando el status relacionado con una determinada posesión baja de categoría, aquella se rechaza o se sustituye por otra cosa que proporcione un poco más de prestigio. La necesidad de cambiar el coche del año pasado por el nuevo modelo del año siguiente, por ejemplo, normalmente surge de la necesidad de apoyar nuestro sentido de identidad, más que de procurarse un medio de transporte más satisfactorio.

Muchos anuncios publicitarios se aprovechan de la necesidad de reafirmar el sentido de identidad. Comprar un determinado coche le convierte a uno en una persona bien parecida, impecablemente vestida y admirada por todos.

La Sociedad de Baja Sinergia

Normalmente se describe con el término de «sinergia», derivado del griego syn-ergos («funcionar conjuntamente»).

Nuestra sociedad está viviendo el momento más importante y crucial en la historia humana: la progresiva integración de las mentes humanas en un único sistema viviente. Sin embargo, actualmente la Humanidad a pesar de los progresos sociales, científicos y tecnológicos que nos han llevado tan lejos, pueden también contener las simientes de nuestra destrucción. Estamos en un punto decisivo de la historia, vacilando entre dos direcciones que se excluyen mutuamente: o abrimos paso para convertirnos en un superorganismo social, o hundirnos en el caos hasta la posible extinción de la especie.

La cantidad de sinergia en la sociedad es un reflejo de nosotros mismos en relación con el mundo que nos rodea. Para incrementar la sinergia, necesitaríamos cambiar algunos supuestos fundamentales que se hallan en el núcleo de nuestro pensamiento y de nuestro comportamiento. Esto significaría evolucionar en nuestro interior en la misma medida que lo hemos hecho en lo exterior.

En los ideales del comunismo como del capitalismo, las necesidades del individuo no están en consonancia con las necesidades del conjunto. En un estado capitalista son las del individuo las que dominan y la sociedad la que sale perdiendo (y, en última instancia, también el individuo), mientras que en un estado comunista lo que domina son las necesidades de la sociedad, y las del individuo las que vienen a menos (y, en última instancia, también las de la comunidad). Independientemente del sistema, la realidad personal es aún del «yo aquí» y el mundo «ahí fuera», del enfrentamiento entre «yo» y «tú».

Es necesaria una Nueva Visión del Mundo

Si queremos evitar una catástrofe colectiva, es evidente que son necesarios una serie de cambios fundamentales: cambios en el modo de relacionarnos con nosotros mismos, con nuestros cuerpos y con nuestro entorno; cambios en nuestras necesidades; cambios en las exigencias hacia los demás y hacia el planeta, y cambios en nuestra apreciación y en nuestra conciencia del mundo. El problema de la baja sinergia de la sociedad contemporánea se debe a la del modelo del yo encapsulado en la piel para fundamentar nuestra identidad.

Para pasar de una sociedad de baja sinergia a una de alta sinergia se requiere un cambio profundo en nuestro automodelo básico. El cambio de conciencia se ha convertido en un imperativo de la evolución. Es necesaria la búsqueda de la unidad. Una analogía utilizada por varios maestros espirituales puede ayudarnos a comprender esta idea un poco mas claramente: «Nuestras conciencias individuales son como las gotas de agua de un océano: cada una de ellas es una gota individual y única con sus propias cualidades y su identidad; sin embargo cada gota es de la misma esencia que el océano: agua».

Esta experiencia de la unidad constituye el núcleo de todas las tradiciones místicas y religiosas. Aparentemente las distintas religiones parecen ofrecer enseñanzas diferentes, pero cuando se desbrozan los atavíos culturales y los añadidos y correcciones impuestas por las traducciones y comentaristas, aflora la idea básica que es común a todas ellas: nosotros en lo mas profundo, estamos unidos.

«El ser humano es una parte del todo que denominamos ‘Universo’, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. El tiene una experiencia de sí mismo, de sus pensamientos y sentimientos como algo que está separado del resto del Universo, lo cual es una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión constituye para nosotros una prisión, limitándonos a nuestros deseos personales y a un afecto por unas cuantas personas que sentimos más próximas.

Nuestra tarea debería ser la de liberarnos de esta prisión, ampliando nuestro círculo de compasión para incluir a todas las criaturas vivientes y a la naturaleza entera en toda su belleza».

Albert Einstein

Mucha gente siente el impulso de crecer y desarrollarse en su interior, que no es más que la manifestación de la fuerza de la evolución en nuestras propias conciencias. Es el Universo que evoluciona a través de nosotros.

Esta evolución interior no es algo aparte del proceso general de evolución, sino una fase concreta de éste por la que nosotros, en este pequeño rincón del Universo, estamos atravesando.

Desde esta perspectiva, el movimiento hacia un superorganismo social y el impulso místico de conocer una unidad interior son aspectos complementarios de un mismo proceso: el impulso de la evolución hacia un grado más elevado de integridad. Seguir el curso evolutivo es, por lo tanto, explorar nuestro propio interior y encontrar la unidad y la integridad dentro de nosotros.

Esta evolución interior no es algo aparte del proceso general de evolución, sino una fase concreta de éste por la que nosotros, en este pequeño rincón del Universo, estamos atravesando.

Desde esta perspectiva, el movimiento hacia un superorganismo social y el impulso místico de conocer una unidad interior son aspectos complementarios de un mismo proceso: el impulso de la evolución hacia un grado más elevado de integridad. Seguir el curso evolutivo es, por lo tanto, explorar nuestro propio interior y encontrar la unidad y la integridad dentro de nosotros.

En el Umbral

«En todas partes, en este momento, en el nuevo ambiente espiritual creado por la idea de la evolución, flotan, en un estado de mutua y extrema sensibilización, el amor a Dios y la fe en el mundo: los dos componentes esenciales de lo Ultra-humano. Estos dos componentes están en el aire, por doquier... tarde o temprano se producirá una reacción en cadena.

P.Teilhard de Chardin

Existen signos de que el movimiento hacia la transformación de la conciencia está aumentando rápidamente. En términos de números absolutos, el movimiento puede que no sea muy importante en el momento presente, pero parece indicar que puede seguir una de las curvas de crecimiento más pronunciadas que la sociedad haya experimentado nunca.

En primer lugar, las personas que actualmente están trabajando en el desarrollo interior lo hacen en el contexto de una cultura predominantemente materialista y orientada hacia lo exterior. Están luchando contra la resistencia de la vieja conciencia. Cuando aumente la proporción de personas que han alcanzado estados de conciencia más elevados, esta inercia disminuirá, y al mismo tiempo empezará a construirse una amplia base de apoyo de esta nueva orientación. El resultado podría ser que cada vez le sea más fácil a la gente realizar progresos en el camino interior.

La segunda razón por la que la transición podría producirse mucho más rápidamente es que quizá no tengamos que esperar a que la mayoría de la población persiga la transformación de la conciencia, antes de que empecemos a sentir sus efectos. Puede muy bien ocurrir que una pequeña proporción de personas que posean estados más elevados de conciencia ejerzan un efecto positivo, en proporción mucho mayor, sobre el resto de la sociedad.

Un elemento importante del pensamiento hindú es la noción del darshan: la creencia de que la persona iluminada puede transmitir a otra persona una experiencia de iluminación. En algunas tradiciones, la persona iluminada no necesita estar presente, sino sólo en la mente. Seguramente, algún proceso de mutua influencia es lo que fundamenta la observación, por parte de numerosas personas que practican la meditación, de que experimentan estados más profundos de ésta cuando realizan la práctica en grupo, aunque también pueden producirse entre grupos separados por una gran distancia.

Hacia una Sociedad de Alta Sinergia

El que estuviéramos en consonancia unos con otros, con el resto de la Humanidad y con el entorno no significa que todos nos convirtiéramos en seres iguales entre sí en cuanto a nuestra conducta y necesidades. Las células del cuerpo humano no tienen necesidad de ser iguales para que nuestro organismo sea saludable; la unidad de los elementos se halla a un nivel más profundo. En una sociedad de alta sinergia habría diversidad de gentes y de intereses, pues liberada de la necesidad psicológica de pertenecer a algo y someterse a una norma, la gente tendría una mayor libertad para expresar su individualidad. El paso a una sociedad de alta sinergia no significa que los problemas actuales fuesen a desaparecer súbita o mágicamente, sin embargo sin un cambio fundamental de conciencias, las soluciones que pusiéramos en práctica serían incompletas y tenderían al fracaso, la diferencia con la sociedad contemporánea es que los objetivos de soluciones y mejoras no solo serían intelectualmente entendidos como deseables: serían positivamente deseados.

Otro aspecto de un cambio hacia la alta sinergia podría ser el aumento de los fenómenos paranormales, tales como la telepatía, la clarividencia y la precognición. Para algunos esto parece una razón suficiente para rechazar su existencia; sin embargo para otras como Jung, considera que son ejemplos de fenómenos sincrónicos, signos de un principio organizador superior que está mas allá del escenario causal de espacio-tiempo que estudia la mayor parte de la ciencia.

Imágenes que Curan

Las imágenes que nos formamos de la sociedad pueden tener un impacto más allá de nuestras actitudes y conductas individuales. En su libro La Imagen del Futuro, Fred Polak, futurista alemán, descubrió que en cada ejemplo de una cultura floreciente había habido una imagen positiva del futuro. También comprobó que la fuerza potencial de una sociedad se reflejaba en la intensidad y energía de sus imágenes del futuro, actuando de barómetro, señalando el ascenso y descenso potenciales de una cultura. Concluyó diciendo que «un pensamiento visionario audaz es, en sí mismo, un prerrequisito para un cambio social efectivo».

Tener una imagen positiva del futuro no significa que nos dejemos llevar por un optimismo ingenuo y que nos quedemos esperando que todo vaya bien. La Humanidad está atravesando una severa crisis, y no hay ninguna ley de la Naturaleza que nos garantice nuestra supervivencia. Pasar o no esta prueba depende totalmente de nosotros. Si la superamos, podremos entrar en nuestra siguiente fase evolutiva: la integración de todos los seres humanos en un único ser. Y en esta unión final vendría el tiempo en el que Olaf Stapledon, en su libro Hacedor de Estrellas, soñaba:

Esta criatura final... abarcaba en su propia textura orgánica las esencias de todos sus predecesores, y mucho más que eso. Era como el último movimiento de una sinfonía, que puede abarcar, por la importancia de sus temas, la esencia de los movimientos anteriores; y mucho más que eso...

Y el Hacedor de Estrellas, ese poder oculto y esa lúcida inteligencia, halló en la belleza concreta de su criatura el cumplimiento de su deseo. Y en el mutuo regocijo del Hacedor de Estrellas y del último cosmos, fue concebido, de la forma más extraña, el propio espíritu absoluto, en el cual están presentes todos los tiempos y están comprendidos todos los seres.

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