Puedes intentar poseerlo todo;

nada es más en vano en este mundo.

Si te atas a una moneda,

eso vales.

Si te atas a un sentimiento,

eso vales.

Muchos son los que sin atarse

se atan por no atarse.

Muy pocos son los que, sirviendo

la servidumbre de los siervos,

se desatan del mundo

porque son del mundo.

Aquel que piensa que está solo

cuando mira a la vida que fluye

a través de la muchedumbre

está en un error.

Lo que te presentan los ojos

es cambiante como el fluir de un río.

Si abres tu espíritu

verás su cauce.

                                           Cayetano Arroyo

Kung Fu: Maestro, ¿nosotros no debemos intervenir para cambiar la vida?

Maestro: Como la hoja flota en el río siendo dócil a la corriente sin siquiera alterar su superficie.

Kung Fu: Entonces, ¿por que razón curas esa rama maestro?

Maestro: Si no la curo de sus heridas, se marchitará y no dará frutos para que coman los pájaros.¿Quieres que las aves tengan hambre?

Kung Fu: No Maestro, pero si ayudamos, ¿qué se hace para cambiar el curso del río?

Maestro: Hay que saber lo que se debe hacer...

Kung Fu: Pero Maestro, ¿cómo puedo saber cuándo no debo ayudar y cuándo no debo intervenir?

Maestro: ¿Tú que piensas?

Kung Fu: No lo se

Maestro: Lo que hay que hacer, es ser con verdad...

_______________

Kung Fu: Maestro, he venido a traerte un regalo

Maestro: ¿Por qué?

Kung Fu: Porque estas flores son las más perfectas que hay para un Maestro perfecto.

Maestro: No las acepto...

... Saltamontes, ¿acaso no me preparaste tú un regalo muy hermoso?

Kung Fu: Lo hice Maestro

Maestro: ¿Qué pasó con el obsequio?

Kung Fu: Tu no quieres flores...

Maestro: ¿No sientes amor por mi?

Kung Fu: Solo amor puedo ofrecerte

Maestro: Tu compañero no lo siente, el suyo era un obsequio sin amor, por lo tanto falso.

Kung Fu: Pensé que lo que yo podía ofrecerte no lo aceptarías

Maestro: Y ahora, ¿no has perdido acaso la alegría que debíamos compartir?

                                                                                                                                            Continuará...

                                                                                                                        elaborado por M.Marión

MANDALA proviene del sánscrito, antigua lengua de la India, significa Círculo Sagrado. Simboliza Unión,  Integración, El Absoluto. El Círculo es una figura que se encuentra recurrentemente asociada a prácticas mágicas y religiosas en todas las culturas.

Son mandalas naturales,  el sol, la luna, la tierra y los planetas; el sistema solar, la vía  láctea, sistemas de sistemas solares. El átomo, la célula, una telaraña,  una flor, el nido de los pájaros, el corte transversal del tronco de un árbol, el iris del ojo, etc.

Todo en el universo es circular- espiral, podemos ver el flujo de la energía moviéndose en forma circular en todo; la formación de los huracanes, el movimiento de la fuerza gravitatoria; centrífuga y centrípeta. Movimiento de Rotación y translación  de los planetas y el sistema solar. 

El cuerpo humano es redondeado;  cabeza, brazos, piernas, huellas dactilares,  órganos, células. Todo este movimiento ha quedado  grabado como una impronta en  nuestro ser y nos recuerda intuitivamente que somos un mandala cada uno de nosotros y que pertenecemos a otros mandalas, siempre en continuos sistemas cerrados y abiertos. Somos sistemas dentro de sistemas de sistemas, pertenecemos Al Absoluto y el Absoluto esta en nosotros.

Algunos de  los mandalas más conocidos.
      - El Calendario Azteca
      - Los mandalas  Tibetanos

Uno muy difundido, la figura china del Yin Yang representa todo lo que es y el equilibrio de los polos. Yin el principio femenino y Yang el masculino. Lo luminoso y lo oscuro. Se pliegan el uno en el otro formando la totalidad circular en perpetuo movimiento. Los opuestos complementarios. 

La cruz de lados iguales rodeada por un círculo es un mandala que representa el espíritu que lo penetra todo y la sustancia maternal. Esta figura se conoce como la cruz cósmica o universal. El punto central es la Unidad Divina que se proyecta a los cuatro puntos cardinales del mundo material.

Así, la cruz es la unión del cielo y la tierra donde el espíritu y la materia se interpenetra. El punto central representa la Divinidad indivisa, «el uno omnipresente» Las líneas de la cruz  nos habla de la dualidad manifiesta del mundo fenoménico,  la aparición del tiempo y espacio. Los cuatro brazos representan el plano material, el mundo manifiesto de las formas. De la unión del cielo y la tierra, a través del efecto de sus fuerzas por medio del Poder Creador de su punto central. La cruz es un mandala que está en continuo movimiento, todo fluye. Significa que mientras continúe la creación no hay quietud, todo es energía.

También la figura de la serpiente que se muerde la cola es un mandala que nos habla del ser autosustentable. Significa también el cierre de ciclos, que todo es cíclico. Todo lo que comienza termina para comenzar en una octava superior en evolución. Expresa la forma esférica primigenia de todos los seres y cosas, el continuo nacer-morir, el dormir-despertar, el inhalar-exhalar. En suma, la dualidad, principio y fin del universo manifiesto. El man-dala es así, una puerta hacia la institución más íntima del ser humano. Representa la condensación  ordenante del universo. 

Mediante su diseño, contemplación y meditación el ser humano accede a lo espiritual y se hace parte del todo armonioso, trascendiendo sus limitaciones presentes y las ataduras a su pequeño mundo material y conceptual.

El mandala nos dirige  hacia nuestro centro  para recordar nuestra parte espiritual  y logra el equilibrio entre  nuestra parte material y espiritual. Cielo y Tierra; Materia y Espíritu

"Dios es un mandala cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna"

                                                                                                                  Antigüo aforismo gnóstico

Estamos viviendo cambios fuertes en las estructuras a todos los niveles: climáticos, telúricos, sociales, políticos, religiosos, familiares, individuales, etc. Todo como si lo viéramos a través de una lente de aumento. Rompiendo y creándose nuevos «paradigmas». 

Estamos en una era de aceleración planetaria que nos causa temor, inestabilidad, incertidum- bre.  Estamos viviendo una era de Crisis. Los chinos nos dicen que esta palabra tiene dos acepciones: Peligro y Oportunidad. 

Si solo nos quedamos del lado oscuro, y no vemos la polaridad opuesta verdaderamente nos sentimos devastados. Más sin embargo, si logramos vislumbrar el otro lado, vemos también que existe una era de luz, de florecimiento, de realizaciones y de soluciones.

Estamos en la Era del Conocimiento, del Saber. Vemos que este aceleramiento planetario nos trae múltiples beneficios. Podemos aprovecharlo para «saber» más; mediante un Aprendizaje Acelerado. Tenemos que Aprender a Aprender. 

Se dice que en los últimos  10 años se ha dado el equivalente a 100 años en la evolución del hombre y que los próximos 20 años será el equivalente a 4000 años de la misma evolución.  Están habiendo Descubrimientos más sofisticados a nivel científico, tecnológico y sobre todo sobre la capacidad de ese misterioso desconocido que hemos venido cargando sobre los hombros desde hace millones de años y que hasta ahora estamos empezando a abrir el manual de operación, según dicen los científicos, «El cerebro Humano».

Por lo mismo hemos entrado a una Era de Iluminación. Ya Jesús lo dijo: «La verdad os hará libres». Mientras más conocimientos tengamos, tendremos la oportunidad de saber discernir entre la verdad y la apariencia.

Es hora de unir nuestras partes incongruentes, esos  yoes, tan dispersos. El MANDALA es un vehículo, una herramienta poderosísima de retomar el camino hacia la esencia de cuyo centro emana todo el potencial para dirigirlo hacia donde nosotros decidamos. Solo se necesita hacer un alto en el camino y preguntarnos «¿Qué quiero? Pasar de un estado presente no deseado a un estado deseado. ¿Qué se necesita? -Crear un Puente-. Ese puente está constituido por una «zona de recursos», el «cómo», la «estrategia» a seguir para lograr cambios rápidos, efectivos y perdurables.

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¿Quién podría negar la gran variedad de situaciones maravillosas que podemos observar a largo de nuestra vida? Suceden permanentemente a nuestro alrededor viniendo a nuestro encuentro casi de una manera imperceptible, con cada paso que damos nuestros sentidos captan, bajo distintas formas, los sucesos de todos los días cargados de un hondo contenido vital, plenos de mensajes encubiertos a los cuales se debe estar muy atento para no pasarlos por alto, de este modo de acuerdo al sentido que empleamos podemos "escuchar" cientos de sonidos desde el momento mismo que despertamos, o "ver" cantidades de imágenes con sólo abrir los ojos, o "tocar" innumerables tersuras con sólo extender la mano, o "degustar" distintos sabores, o bien "sentir un aroma", y qué decir si logramos darle vuelo a nuestra imaginación..., a nuestra creatividad..., y a esa mágica conexión que a modo de sexto sentido, nos comunica con las misteriosas energías del infinito universo.

Creo que coincidiremos en que lo maravilloso de todas y cada una de éstas sensaciones, es el hecho de poder ser concientes de ellas..., de qué serviría estar en un jardín poblado de aromas si nuestra mente no repara en la importancia del momento, de qué sirve observar el amanecer más espectacular o el atardecer más conmovedor si nuestra mente divaga en el asfalto o el cemento de un departamento, de qué serviría que estén interpretando la mejor sinfonía para nuestra alma, si nuestros oídos sólo están escuchando una voz interior llena de ruidos que nos hacen perder la calma..., de qué sirve probar los más exquisitos manjares que nos brinda la naturaleza, si mientras lo hacemos estamos pensando en cualquier otra cosa..., de qué serviría acariciar la más tersa de las pieles, si sólo imaginamos su valor monetario..., de qué sirve que te digan que todos los sueños están a tu alcance, si tu imaginación está enjaulada por los límites que nos imponemos al negarnos a volar..., de qué sirve que todas las maravillas del Universo estén a tu disposición, si tu mente te dice que el límite está en la ropa que llevas puesta?

Curiosamente, ser conciente de todas esas cosas es una cualidad que poseemos los seres humanos a diferencia del resto de las especies, ese poder atender de manera racional y conciente a todas y cada una de las experiencias que vienen a nuestro encuentro, debería ser un ejercicio automático y a la vez sagrado. Pero que nos sucede habitualmente? ¿Cómo movemos nuestra voluntad? En base a nuestro refinado sistema sensorial y extrasensorial? O bien, en base a la programación ordenada ( o desordenada) de nuestra mente? ¿Con qué premeditada excusa guiamos nuestros procesos de decisión cuando elegimos tal o cual actitud?... en teoría, parece tan fácil, el dejarse gobernar por nuestras sensaciones de una manera confiada y segura, y sin embargo como cuesta despegarse de las máscaras, los roles, los miedos, las inseguridades, y entonces ya no nos mueve la mágica energía que todo lo ordena, sino el propio anhelo de mantener bajo control nuestras experiencias. A veces me pregunto, ¿adónde nos podrían llevar esas experiencias? Al descontrolado estado de aquel que no vive pensando lo que debe sentir? que no programa? Que rompe con la mediocridad del entorno y entonces le dice que "no"a la rutina? No me refiero al parásito social, aquel que vive a expensas de otros sin aportar ningún beneficio a los demás, que no se brinda, que se resiste a soltar, que no puede entender que forma parte de un orden superior donde cada partícula por más pequeña e insignificante que parezca, cumple con una función receptora y dadora de la energía divina, su misión es necesaria casi de manera imprescindible hasta tal punto que, si no la cumple, otra partícula lo hará por ella para que continúe el incasable concierto de la evolución.

Y que pasará con aquella que no pudo ver o decidir lo correcto, que no aportó lo suficiente ya sea porque decidió no hacerlo o porque no pudo?.. simplemente nada malo ya que el Universo no desperdicia ni un ápice de energía, de seguro tomará otras formas hasta poder ser conciente de su tarea y así, algún día, cumplirla y enriquecerse, y crecer, y evolucionar para luego seguir enriqueciéndose y seguir creciendo y seguir evolucionando.

Todos formamos parte de un Universo armonioso, pero con el toque distintivo que nos brinda nuestro poder de elección, el famoso "libre albedrío". Albedrío es un término que viene del latín: "Arbitrium" derivado de Arbitro, que es el que juzga o reflexiona, y eso es precisamente lo que hacemos cada vez que elegimos tal o cual acción, tomamos la poca o mucha información disponible para cada situación y realizando un instantáneo análisis de nuestra escala de valores, juzgamos cual de las todas las acciones posibles nos permitirá mantener o alcanzar más adecuadamente aquellas bondades para nuestra alma. Y ello para qué?... Supuesta-mente si logramos respetar esas premisas internas, deberíamos sentirnos felices, porque todo está en su lugar y desde ese lugar nuestra felicidad, es la agradable confirmación del universo de que estamos accionando en el camino correcto, por ello se percibe un delicado equilibrio cuando estamos contentos, nuestro estado de atención conciente se vuelve más agudo y sentimos que la energía nos invade dejándonos una sensación de plenitud, de estar conectados de verdad, ya sea que se trate de un quehacer, un vínculo o simplemente la tranquila observación de todas las pequeñas cosas de cada día, nos transformamos sin querer en algo así como críticos de arte, que no se quedan en la superficie de lo que estudian, sino que van a lo profundo del significado de las obras, ven más allá, extraen mensajes y códigos arquetípicos que nos enseñan a ver un cuadro como si fuera una maravilla, y en realidad lo es, sólo que por lo general, la mayoría no podemos apreciarla.

Quizás aún nos estamos quedando en la superficie de las experiencias que nos llegan, no nos tomamos el tiempo para reflexionar y juzgar antes de ejercer nuestra libertad de acción y así nos vemos enganchados en la rueda de las repeticiones, hasta que un día logramos soltar nuestras ataduras, nuestros prejuicios, nuestros enojos y allí se produce algo así como un correr el velo de la ignorancia... curiosamente a partir de ese momento ya no se vuelven a presentar las mismas experiencias, y si lo hacen traen un mensaje diferente, otra problemática, porque quizás sea otro aspecto el que debamos ver o aprender. Como negar que en un proceso semejante hay una inteligencia desbordante de creatividad y amor, como no sentirnos conmovidos al pensar que formamos parte de un todo radiante que nos atrae y nos impulsa a crecer casi permanente- mente..., si aprendemos a funcionar así, estando atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, si podemos llevar a la conciencia nuestras vivencias, estaremos en un permanente contacto con el verdadero mensaje de la creación, un mensaje que no es una mera expresión literaria, la magia es posible y percibimos su encanto cada vez que al conectarnos con las experiencias, vibramos en algún sentido, y ello es tan real como nuestra existencia, pero a menudo nos quedamos a medio camino en nuestro grado de atención consciente.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Luis Ramos

                                                                             lramos_42@latinmail.com

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