Revista Nro. 23

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Los otros "YO"

Bailando con los Delfines

Los Incas

Cielo y Tierra


Los otros "YO"

Paseaba el maestro con su discípulo por la playa,
disfrutando de un hermoso día despejado, con una agradable temperatura y una suave brisa.

El discípulo iba cabizbajo, pensativo... estaba claro que no estaba allí.

De pronto le dijo al maestro:
-Maestro, estoy hecho un lío... no sé cuál de mis "yoes" es mi verdadero yo.

El maestro, mirándole a los ojos, con esa dulce mirada que solía poner cuando estaba enseñando algo a su acompañante, le dijo:
-Mira el mar... está formado por multitud de pequeñas gotas de agua... ¿cuál de ellas será su verdadero yo?... todas esas gotas forman el mar... ¿crees que alguna de ellas es superior a las otras?

El discípulo se quedo pensando un momento y volvió a preguntar:
-Entonces, si mi yo verdadero está formado por todos mis "yoes", ¿cómo puedo hacer para encontrar el camino si alguno de mis "yoes" me intenta apartar de él?
El maestro sonrió y le contestó:
-El camino no existe... el camino lo vas creando conforme vas caminando... vayas donde vayas estarás en tu camino.

El discípulo, con una mueca de desconsuelo le dijo:
-Pero... entonces... ¿cuál es el camino de la verdad?

El maestro contestó:

-El camino de la verdad... es aquel por el que estás caminando... ese es el camino de tu verdad... sólo tienes que caminarlo... sólo tienes que vivir. Si te entretienes pensando en todos tus "yoes"... no vivirás... vive y todos tus "yoes" irán acoplándose para, en común, caminar en una sola dirección. No desprecies a ninguno de tus "yoes", al igual que el mar no desprecia a ninguna de sus gotas de agua. (C.E.)

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Bailando con los Delfines 

Las investigaciones han mostrado que interactuar con los delfines puede mejorar el humor, desarrollar inmunidad y actuar como una terapia efectiva para varios desordenes físicos y mentales.

Son las bailarinas y acróbatas del océano estas gentiles criaturas de sangre caliente con cerebros tan grandes y complejos como los propios. Están dotados de comunicadores que abrazan la vida con la alegría energética de vivir vista en los infantes humanos y en la gente enamorada. Girando, revolviéndose, deslizándose en aguas templadas y tropicales alrededor del mundo, los delfines tienen una habilidad casi mágica de inducir sentimientos de relajación, serenidad e intenso placer en la mayoría de los que entran en contacto con ellos. Los delfines poseen la poco común habilidad de abrir nuestros corazones y facilitar de profundizar nuestra conexión con la naturaleza.

Mas que con cualquier otro animal, las interacciones humanas con los delfines nos invitan a experimentar la alegría pura y la belleza de la vida, de acuerdo con el Instituto de Delfines Humanos. Mientras nos regodeamos en la bendición de este amor incondicional, nos quedamos con una profunda paz interna y una comunión afectuosa duradera hacia todos los seres vivientes, incluyendo a nuestros hermanos humanos.

Además de inducir sentimientos de relajación y serenidad, las interacciones entre delfines y humanos (preferentemente en forma salvaje, aunque efectivo también en los lugares de cautiverio controlados) tienen una poderosa habilidad de promover la sanación en gente que sufre de un numero de dolencias psicológicas y físicas.

Como resultado de una investigación que ha estado funcionando desde los 1970, los lugares de paseo y las organizaciones en lugares tales como Florida, las Bahamas, Hawai, Nueva Zelanda y México, han establecido programas estructurados que permiten a los humanos la oportunidad de nadar con delfines. Algunos de estos programas son encaminados hacia el crecimiento personal de los buscadores interesados en descubrir nuevas herramientas de transformación para incrementar el proceso de auto-desarrollo, mientras que otros se especializan en ayudar a gente con depresión, autismo o toda una gama de discapacidades de desarrollo neurológico o físico.

¿Cómo pueden los delfines ayudarnos a sanar?

Los delfines, que usan su sonar para registrar el agua que los rodea y localizar su presa, producen una intensa cantidad de energía que resuena en los huesos del cráneo, esternón y espina de la gente que los rodea. Los investigadores piensan que el campo electromagnético o bioenergía de los delfines es la responsable en parte de estas habilidades curativas de los delfines.

Otros tienen la teoría de que las transmisiones de alta vibración emitidas por los delfines, escuchadas por el oído humano como una serie de clicks y silbidos, tienen el poder de sincronizar las fuerzas electromagnéticas de ambos hemisferios cerebrales. Las frecuencias ultrasónicas parecen tener un efecto biológico, disparando la producción de ciertos neuro-químicos. De hecho en estudios recientes en el Florida Back Institute han demostrado que los encuentros con delfines tienen un efecto dramático en la producción de neurotransmisores tales como la dopamina y pueden también afectar al sistema endocrino completo.

Las ondas cerebrales medidas muestran que los encuentros con delfines causan un aumento en las ondas alfa y tetha, indicaciones de estados profundamente pacíficos similares a los que se obtienen con la meditación.

El Dr. John Lilly, el creador de los tanques de flotación, fue uno de los primeros investigadores en estudiar la forma en que los delfines interactúan con humanos. Como resultado de la investigación de Lilly, ahora sabemos que muchos de los efectos reportados de flotación, tales como menor pulsación en el corazón y consumo de oxigeno, disminución de los niveles de hormonas relacionadas con la presión/fatiga, y un aumento en niveles de endorfinas, que reflejan los efectos de la interacción humano-delfín.

Los expertos en psiconeuroinmunología creen que los delfines también parecen redespertar el sistema límbico, un grupo de estructuras del sistema nervioso dentro del cerebro medio que parece estar conectado con emociones positivas y negativas, tales como el placer, la excitación sexual y el temor. La compleja estimulación neurológica proporcionada por la cercana interacción con los delfines es el enfoque de la investigación primaria de la Fundación AquaThought que ha sido copatrocinada por varios simposios internacionales sobre sanación por medio de delfines y terapia asistida por ellos..

Compasión

La naturaleza compasiva de los delfines parece invocar sentimientos de aceptación y amor en todos los que interactúan con ellos y también parece tener un efecto de sanación dramático. El Dr. Bernie Siegel, cirujano y autor de números libros de gran venta sobre salud y sanación, sugiere que el amor incondicional estimula los mecanismos de lucha contra las enfermedades del cuerpo al aumentar los niveles de inmuno-globulinas y células T-destructoras.

Los investigadores especulan que los delfines pueden disparar el proceso de sanación en los humanos al aumentar el sistema inmunológico en el cuerpo. Esto tiene importantes y profundas ramificaciones para la gente que vive con cáncer, SIDA y otras enfermedades potencialmente mortales.

Delfines como Terapeutas

El experto en delfines internacionalmente reconocido, Dr. Horace Dobbs, es el autor del libro recién publicado sobre Sanación por Delfines. También es el fundador de la Operación Sunflower, un proyecto establecido en 1986 que estudia los efectos terapéuticos de la interacción de humano/delfín en gente con severa depresión y otros desordenes psiquiátricos.

Dobbs, cuyos ensayos clínicos parecen confirmar que los encuentros con delfines aumentan de forma significativa el humor y conducen a incrementar la autoestima y una manera más positiva de ver la vida, ha desarrollado desde entonces "Sueños con Delfines" (producido en Australia y disponible en cintas y DC), que captura la esencia de la sanación por delfines al llevar a los escuchas en una viaje imaginario hacia el mundo de los del-fines. Esta "píldora de audio" puede usarse como un anexo a las terapias complementarias, tales como Reiki y aromaterapia, dice el Dr. Dobbs, quien ahora esta investigando la terapia de sonidos inspirados por los delfines como un medio de promover la relajación en mujeres embarazadas y durante el parto.

Programa de Tratamientos.

A principios de 1970, la antropóloga educacional Dra. Betsy Smith, empezó su trabajo de pionera en el uso de terapia asistida por delfines como medio para aumentar las habilidades de comunicación en niños autistas. Después estableció una organización llamada "Dolphins Plus Study" (Estudio Plus de Delfines) en Key Largo, Florida.

En 1978, el psicólogo Dr. David Nathanson, creo "Terapia Humana con Delfines" en Ocean World, en Fort Lauderdale, Florida. El programa de Nathanson se enfoca en la interacción con delfines como parte de un programa de modificación de conducta para aumentar el enfoque, el lapso de atención y aprendizaje en niños con Síndrome de Down y otras formas de retardo mental. Su descubrimiento de que las habilidades de aprendizaje de los niños aumentaron tanto como 500 por ciento después de interactuar con los delfines, condujo al reconocimiento de la terapia asistida por delfines como un medio efectivo de aumentar las funciones físicas, cognoscitiva y emocional.

Varios programas de tratamiento en los Estados Unidos y en el extranjero existen ahora (tales como Island Dolphin Care, Inc.), parte del programa Dolphins Plus Program y el Programa Child Empowerment del Instituto Human Dolphin) y sirven a niños con necesidades especiales que tienen un amplio rango de desordenes de desarrollo, neurológico y neuromuscular.

Sin importar cuales sean sus circunstancias especiales, existe una buena oportunidad de que su vida pueda mejorarse al nadar, comunicarse y danzar con los delfines.

Bibliografía

Dolphins and their Power to Heal (Los delfines y su poder de sanar), por Amanda cochrane y Karena Caller, Inner Traditions International, Ltd. 1992.

Dolphin Healing (Sanación por Delfines), por Horace Dobbs. Piatkus Books, 2000.*

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  Los Incas

Escribir sobre los incas implica una tarea de suma responsabilidad y voy a explayarme someramente...

"El Imperio del Tawantinsuyo" título de mi obra, se extendía desde lo que hoy es Ecuador hasta la Patagonia, y desde el actual Océano Pacífico, que antes se llamaba COCHA (agua), a lo ancho abarcaba el Río Putumayo, hasta lo que hoy es parte de Brasil y Paraguay. ¿Cuántos siglos tomó a los Incas, expandir tan brillante civilización?

Trabajar sobre una de las grandes CIVILIZACIONES: autóctonas; vulgarmente denominada "Precolombina" es un trabajo de gran responsabilidad. Hubo por suerte grandes estudiosos que le dedicaron tiempo y fortuna, y que sus trabajos hoy duermen en la mayoría de los anaqueles.

Volviendo al fabuloso imperio del Tawantinsuyo y para empezar, diré que no le daban el valor al metal llamado oro, esmeraldas, diamantes etc., estos eran considerados elementos vistosos para adornos, pues no tenían el valor de la vida.

Su organización se basaba en la subdivisión de la tierra, en la manutención para todos: o sea no hambre, no desorganización familiar, ni política, ni económica. Todo era organización, basada en la organización del cosmos, desde ya sus cerebros pensantes tenían profundos conocimientos astronómicos, su civilización estaba entonces inserta en que la vida era sagrada y si se los analiza bien, no tenían nada de lo que nosotros conocemos como estudios.

No eran civilizados, porque primero estaba la organización familiar. No tenían esposa única sino varias, no podía quedar una mujer sin marido y ningún marido podía andar buscando consuelo por ahí. Claro, porque sabían que el organismo humano masculino no es precisamente el femenino, estaban consustanciados de lo que es ser varón y mujer; ellos desde ya no lo determinaron estaban inmersos como todos dentro de la naturaleza; la naturaleza existe; solamente no la contradecían se atenían a ella, no hacían la naturaleza; se adaptan a la difícil geografía que les tocaba vivir, siguiendo siempre ese criterio. Todo les había sido dado pero nada podía alterarlo; respetaban la vida, respetaban al cosmos, no dañaban las montañas para extraer metales, los recogían de los ríos y solo servían de adorno, nadie comía según la cantidad de oro que poseía: todos comían, era obligación sembrar y distribuir, el otro tejía, el otro construía, el otro era botánico y el otro orfebre. Todo estaba consustanciado con el Cosmos por eso se dice que es una religión cosmogénica. Cabe preguntarse si de donde llegaron los de piel blanca eran así: no eran así. La Europa de los blancos estaba siempre ensangrentada y ya hacía rato que le habían puesto precio a los metales. No apreciaban del mismo modo la vida.

Europa tiene una legislación aparentemente normal, pero hipócrita en el fondo, como es la ley matrimonial porque es para mantener el capital en pocas manos pero ni los reyes guardaban la "fidelidad impuesta" ni el miserable pueblo porque las mujeres de clases bajas aprovechaban el traspaso de una clase a otra con ser la querida de un señor. Así, la organización matrimonial está en contra de la naturaleza que lo dispuso, y dio como resultado cualquier clase de intrigas y corruptelas en el orden sexual. En el orden económico la valoración del metal oro y piedra de color, dio por resultado que sobrepasara a la concepción filosófica de nuestras civilizaciones autóctonas. Vives porque te ha sido dado, eres un elemento mas del cosmos, no puedes alterar nada por el lapso que te toque vivir, eres parte, estas consustanciado, nada puedes alterar, te ha sido dado el tremendo privilegio de vivir, cuando partas, dejaras tal cual has encontrado tu hábitat sin alterarlo, solamente mejorando el bienestar de los que te acompañaron en el tiempo que te toco, y no olvides que siempre serán muchos mas los que no les ha sido dado el privilegio de ver la luz del sol.

                                                                                Gracias! Sra. Victoria

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Cielo y Tierra

Nacemos en un determinado momento y un determinado lugar de lo que podríamos llamar: el Universo. Dentro de nuestra limitada interpretación sobre el sentido de la existencia, con frecuencia nos resulta difícil ubicarnos dentro de un orden tan alejado de nuestros finitos límites mentales. Hoy, sabemos que formamos parte de ese Universo infinito, al que debemos sintetizar dentro de un tiempo y espacio precisos sólo para intentar, de alguna manera, comprenderlo. A pesar de conocer esto, igualmente nos encontramos tan impregnados de las energías del entorno en el cual nacemos, que nos cuesta desplegar las alas de la imaginación y elevar el pensamiento para permitir que las energías más sutiles y armoniosas nos acerquen a planos más elevados de conciencia.

Por eso, crecemos en medio de conceptos que nos transmite la cultura del momento histórico que nos toca vivir, así aquel "parirás con dolor" y "ganarás el pan con el sudor de tu frente" son aún hoy en día estandartes que sirven como guía para las acciones de mucha gente, de modo tal que cuanto mayores son los esfuerzos mayores serán los beneficios. Desde luego que no pretendo restarle el valor que tiene la acción esforzada para lograr algún objetivo, sino que en algún momento ello, representó una forma apropiada para la evolución de la humanidad, mientras que hoy en día se nos reclama una forma distinta de ver aquel sacrificio, es decir, de nada sirve sacrificarse por algo, si ello se realiza como una obligación racional y no como una verdadera necesidad del alma, ya que en este último caso, nuestras acciones tendrán mucha fuerza pero no se vivirán como un sacrificio, sino como una alegría por estar plasmando a través de la experiencia, el anhelo más profundo del alma.

Esto es muy difícil de observar en nuestras propias vidas, inclusive en ocasiones, cuando logramos focalizar nuestra atención y gracias a ello alcanzamos medianamente a vislumbrar el "Gran Propósito" y ubicarnos con referencia a él, suele suceder que nos sutilicemos demasiado, nos conectemos tan íntimamente con lo espiritual, que perdemos contacto con lo material, con lo concreto y entonces nos movemos como el péndulo de un reloj que de un extremo viaja hacia el otro sin poder detenerse en su centro, como si no pudiésemos observar esa línea del horizonte donde el cielo y la tierra parecen fusionarse pero sin perder su individualidad.

Tratar de plasmar lo que traemos aprendido debería ser nuestra principal tarea, sin distracciones, sin confusiones, sin generar expectativas ilusorias la mayoría de las veces fruto de una mente fecunda pero influenciable, sólo deberíamos colaborar para plasmar todo el conocimiento alcanzado orientando así nuestra evolución personal hacia el Plan superior, sin temores, ni miedos, ni dudas, como si de verdad supiéramos lo que estamos haciendo. Esta tarea puede parecer difícil si partimos de la base que la mayoría de la gente desconoce lo que vino hacer al mundo, inclusive, me animaría a decir que muchas personas han pasado su vida y han partido sin saber a que vinieron, tuvieron seguramente percepciones y sensaciones sobre sus misiones, pero los miedos y las dudas no les permitieron actuar. Dicho de este modo, resuena como algo triste que alguien pueda transitar tantos años en el mundo sólo vegetando, pero en realidad fue una elección conciente, un ejercicio de su libertad.

Por eso es importante agregar valor a nuestras decisiones. Cuando optamos por hacer tal o cual cosa está en juego mucho más que el simple resultado que se obtiene, todos sabemos que si cumplimos con las pautas que nos impone nuestra actividad recibiremos una contrapartida equivalente, ya sea dinero si hablamos de un trabajador asalariado, ya sea una buena cosecha si hablamos de un productor rural, o simplemente un agradecimiento si nuestra labor es de simple ayuda a los demás. Esta es la parte cuantificable del quehacer, la aplicación práctica de la ley de causa y efecto.

Pero ser conscientes de lo que en verdad pusimos al actuar ya no es tan fácil de razonar, su resultado no es tan medible en términos de beneficio obtenido, sino que tiene una lectura mucho más personal, más íntima, es casi un examen de conciencia que sólo cada persona puede llegar a percibir. Creo que tiene una respuesta en la forma en la cual vivimos aquello que elegimos, ya que en mayor o menor medida podemos identificar cómo nos sentimos haciendo lo que hacemos.

Esto me recuerda aquella máxima que dice: ser feliz es "querer lo que uno hace "y no "hacer lo uno quiere". ¿Puedo engañarme optando por el primer interrogante? Sin duda que, sí. Pero también podría engañarme haciendo lo que quiero, si ese sentimiento está movido por mi personalidad o por una conciencia limitada por la cultura o las influencias del medio.

Lo cierto es que tanto en uno como en otro caso, el autoengaño puede presentarse, pero nunca debe ser un factor para evitar la acción, si me paraliza el hecho de pensar que puedo equivocarme, o estar poniendo mi energía en el lugar que no es el indicado, con seguridad fracasaré aunque obtenga resultados aparentemente brillantes, eso explica porqué tanta gente que ha obtenido gratificaciones muy concretas y positivas en sus actividades, a la hora de su examen de conciencia se sienten tristes e infelices, mientras otros a los que no se los consideraría como triunfadores por sus escasos logros, en realidad llevan una vida plena de felicidad.

Evidentemente mover la voluntad en el sentido correcto (espiritualmente hablando) es una meta difícil de lograr. Esto tiene que ver con estar atento y encontrar el verdadero deseo del alma para luego cargar de intensidad nuestras acciones en la satisfacción de esa necesidad.

Suelo preguntarme por qué no traemos una memoria consciente de aquel deseo, todo resultaría más sencillo, cada uno estaría seguro de lo que debe lograr, cuál es la función precisa que venimos a realizar, después podríamos optar por cumplirla o no, pero todo estaría más claro a la luz de la razón, más seguro, no habría margen para el error, todo sería conciente. Sin embargo no es así, aunque permanentemente queremos actuar como si necesitáramos tener esa claridad, esa seguridad, esa conciencia de no estar equivocándonos, de forma tal de no caer en el "temido" error, ese preciado archivo que guarda la misión, no se nos revela, al menos de una forma segura, al plano de la mente.

Quizás aún no hayamos comprendido el propósito último de la creación, quizás, estamos todavía demasiado densos como para elevarnos o le damos demasiado aire a nuestros pensamientos como para poder plasmar esos ideales en lo concreto, estar en uno u otro extremo, no nos permite sentir el verdadero disfrute de cada experiencia que elegimos o que circunstancialmente nos toca vivir. Una cosa es segura, cuando ponemos verdadero amor en lo que hacemos, entendiendo esto como una actitud positiva, de verdadero interés por una tarea, como la actitud curiosa del niño que se alegra cuando sólo está jugando, recibimos una gratificación interior que nada tiene que ver con nuestro entorno, pero que desde algún lugar nos transforma, nos llena, algo se logró, ese bienestar derivado de haber puesto lo mejor de uno, que en realidad no es de uno ni de nadie, sino que es una energía que está libre y disponible para quien quiera utilizarla produciendo una especie de mágica respuesta interna, un crecimiento, un elevarse, un tender un puente confiable y seguro, que nos hace experimentar la hermosa sensación de que sin importar nuestra tarea, estamos acercando el cielo a la tierra.

                                                                                                        Luis Ramos

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podes contactarte a: lramos_42@latinmail.com

 

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