Revista Nro. 18

Índice:

Hay alguna pregunta?

Enseñanzas de Kung Fu

Por el espíritu del Sol

La Soledad

Cooperación

Vejez o Ancianidad?


Hay alguna pregunta?

En la ultima mañana del seminario de dos semanas sobre cultura griega, el se levantó de la silla ubicada en la parte posterior de la sala y caminó hacia el frente. Allí había una ventana abierta por donde entraba la luz brillante de sol. Se paró y miró hacia afuera. Nosotros seguimos su mirada a través de la bahía, hacia la cruz de hierro que marcaba el cementerio alemán.

Se dio vuelta, hizo el gesto ritual. Y dijo: -¿hay alguna pregunta? se hizo un silencio en medio de la sala. Esas dos semanas habían generado suficientes preguntas para toda una vida y ahora solo había silencio

¿No hay preguntas? - Papaderos busco con sus ojos por toda la sala.

Entonces pregunté - Dr. Papaderos, ¿Cuál es el significado de la vida?

La gente se rió, como de costumbre y empezó a moverse para retirarse.

Papaderos levanto su mano, aquieto al grupo, me miró durante un rato y me preguntó, sin hablar, si mi pregunta era seria, vio en mis ojos un sí.

- Contestaré su pregunta.

Sacó su billetera del bolsillo, busco en ella con los dedos y extrajo un espejo redondo muy pequeño, del tamaño aproximado de una moneda de veinticinco centavos.

Y dijo - Cuando era chico, durante la guerra, éramos muy pobres y vivíamos en un pueblo lejano. Un día, en la carretera, encontré los pedazos rotos de un espejo. En ese lugar habían destruido una moto alemana.

Traté de encontrar todos lo pedacitos y volverlos a juntar, pero no era posible, entonces me quedé con la parte más grande, esta. Frotándola, contra una piedra la hice redonda y empecé a jugar con ella como si fuera un juguete.

Me fascinó el hecho de que con ella podía reflejar luz en lugares oscuros donde el sol jamás brillaría, en huecos y grietas profundos y en armarios oscuros. Conseguir luz para los lugares más inaccesibles que pudiera encontrar se convirtió en un juego para mí.

Me quedé con el espejito y a medida que crecía, solía sacarlo en momentos de ocio y continuaba con el desafío del juego.

Al convertirme en un hombre, comprendí que no solo era un juego infantil, sino una metáfora de lo que yo haría de mi vida, llegué a entender que no soy ni la luz ni la fuente de luz. Aunque la luz, verdad, comprensión, conocimiento, esta ahí y va a brillar en muchos lugares oscuros, si yo la reflejo.

Soy un fragmento de un espejo del cual no conozco ni el diseño completo ni la forma.

Sin embargo, con lo que tengo, puedo reflejar luz en oscuros lugares del mundo, en zonas oscuras de los corazones de los hombres y cambiar algunas cosas de la gente.

Quizás otros puedan ver y hacer lo mismo. Este es el sentido de la vida para mí.

Luego tomó su espejito y sujetándolo muy cuidadosamente, atrapó los rayos brillantes de la luz del día que entraban por la ventana y los reflejó en mi cara y en mis manos cruzadas sobre el escritorio.

Gran parte de lo que recibí ese verano sobre cultura e historia griega ya se fue de mi memoria. Pero en la billetera de mi mente todavía llevó un espejito redondo.

-¿Hay alguna pregunta?

                                                                                                                     Robert Fulghum

 

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  Enseñanzas de Kung Fu

Maestro: El miedo es el enemigo, la confianza la coraza

Kung Fu: ¿Sin saber siquiera lo que va a pasar?, ¿no es de sabios tener miedo?

Maestro: Aquel que se conquista a si mismo es el guerrero más valioso, haz lo que tengas que hacer con el corazón tranquilo.

Kung Fu: Maestro, ¿cómo puedo saber lo que es posible para mi?

Maestro: Mira bien el color del cielo y escucha el sonido del batir de las alas del ave, busca en el aire el perfume del hielo en un caluroso día. Si puedes encontrar esas cosas entonces lo sabrás.

_______________

Maestro: Pequeño saltamontes, ¿qué te preocupa?

Kung Fu: Estoy avergonzado

Maestro: Estar avergonzado sin causa es un desperdicio, estar avergonzado por una causa tampoco vale la pena, porque deberías pasar el tiempo corrigiendo el mal del que te avergüenzas.

Kung Fu: Maestro, caminé anoche sin ver nada, sin escuchar nada, como si tuviera miedo

Maestro: ¿De qué?

Kung Fu: De la muerte...

Maestro: Aquel que sabe como vivir no debe temer a la muerte, debe caminar sin miedo ni al rinoceronte ni al tigre, no deberá temer ni en medio de una batalla...

Kung Fu: ¿Cómo puede ser?

Maestro: En él, el rinoceronte no encontrará lugar donde hendir su cuerno, y el tigre no encontrará donde clavar su zarpa, y las armas no podrán herirlo.

Kung Fu: ¿Por qué tiene que ser en esa forma?

Maestro: Porque el hombre que sabe como vivir, no tiene sitio en su alma para la muerte...

_______________

Maestro: ¿Qué sientes en ti?

Kung Fu: Odio, el vacío que mi hijo me dejó...

Maestro: El odio es como beber agua salada, la sed es más grande...

Kung Fu: ¿Es que no entiendes mis sentimientos?

Maestro: He visto al gusano de seda tejer una hebra pensando que se protege a si mismo, pero es su tumba. El odio es un capullo que has tejido, no podrá protegerte jamás del sufrimiento.

                                                                                             Continuará...

                                                                                  Elaborado por M.Marión

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Por el espíritu del Sol

No os hablaré el lenguaje de esos pocos que han leído mucho, ya que, cuando se pasa la última página de un libro, se presenta otra y, finalmente, después de haber leído demasiado, a menudo se olvida la calidad de los espacios en blanco y de los silencios entre las líneas o las palabras.

De sobra sé que algunos de vosotros, tras cerrar el libro donde queden consignadas mis palabras, exclamarán con amargura:

Vuestro ego es el barco de las ilusiones, esa parte de vosotros mismos que ignora su timón supremo: no algún dios manipulador del destino y ajeno al barco, sino su propio centro, su centro-fuente que le pide que vuelva, existencia tras existencia, al océano de la vida hasta que haya podido enderezar su mástil e izar la vela.

Para alimentar vuestro corazón, tal como quiere el ritmo del Tiempo, es por lo que tomo la palabra.

Lo sabéis, lo habéis leído; mil bocas han anunciado mi retorno en estos días de revelación. Y, sin embargo, ¡qué confusión! Por lo tanto, amigos, tengo que precisar en qué consiste este regreso. En primer lugar, no es un verdadero regreso, porque nunca he dejado vuestro mundo, ni siquiera por espacio de un pestañeo. Hay una Tierra en el alma de vuestra Tierra, que es la Tierra-esencial, y ahí es donde resido fuera de todo hábito de carne.-’ No obstante, sabed que, desde que me llevaron a la cruz, mis pies han hollado vuestro mundo más de una vez. He amado el silencio relativo de esas vidas pasadas entre vosotros, obrando en el sol de una penumbra. Las tareas subterráneas ventilan el suelo. El abono que se deposita al aire libre no representa el único agente de crecimiento.

En segundo lugar, en adelante debéis comprender que mi regreso, o lo que así llamáis, no es la reaparición de «Aquel que viene». Mi cuerpo y mi alma han actuado por Él más que por mi propia conciencia, para emprender la obra de purificación requerida por vuestra humanidad. Desde esos días, el Señor-Cristo está más presente que nunca en mí, pero no debéis identificarlo conmigo, en el sentido en que nuestras personalidades aún son distintas. Era la Luz que traslucía en mis manos, el Verbo que surgía de mi boca y el Aliento exhalado en la cruz. Hoy en día, es a Él a quien esperáis de nuevo. Ya no estará presente en mi carne sino que, con mi carne, acompañado de otros muchos, Le preparo el camino. Actúo igual que lo hizo el Bautista. Y vosotros podéis hacer lo mismo.

Con estas palabras, no reniego de las iglesias que han sembrado y después alimentado la confusión. Tenían sus razones, y su corazón no era ni lo bastante lúcido ni lo bastante fuerte para dominarlas. No las acuséis. No son más que el reflejo de lo que habéis sido todos durante estos dos últimos milenios. Ocurre con los patriarcas lo mismo que con los monarcas o con cualquier otro gobernante: llevan en ellos el reflejo de los hombres de su tiempo, son habitados por sus fuerzas y sus defectos. Siempre hubo y siempre habrá una complicidad inconsciente entre el timón de un pueblo y la nave que representa ese pueblo. Esto podrá extrañar en un primer grado de comprensión, pero sin embargo es así. Los pueblos y la humanidad entera representan un solo ser, son comparables a un cuerpo y a su alma, que cosechan el fruto de sus siembras.

Esto no aporta ninguna excusa a las mentiras, a los abusos de poder ni a las abominaciones perpetradas en cualquier nombre. Esto permite simplemente comprender...

Sea como sea, os lo afirmo, no apedreéis a quienes sabéis o presentís que han alimentado la falsificación, el disimulo e, incluso con mayor frecuencia, la violencia.

¿Quién sabe si el inquisidor no sigue removiéndose en vuestro fondo? ¿Si algún cruzado ciego no está dispuesto a blandir de nuevo la espada contra el infiel? ¿Quién sabe lo que os permitiríais ser aún?

Con lo que vuestro corazón ha descubierto o está en trance de descubrir hoy, se os pide que no volváis a reproducir los eternos esquemas de las eternas guerras. No hay ninguna guerra, ni siquiera ninguna querella que sea santa. ¿Cómo se puede unir semejantes palabras?

Así pues, no entréis en liza con las iglesias cuyas limitaciones sentís o entrevéis. Por el contrario, se os pide que os libréis de vuestras armaduras. El Amor y la Sabiduría que espero de vosotros son, por esencia, mucho más fuertes que cualquier corteza protectora. ¿Acaso, y por mucho que se niegue a ello, el que se pone una coraza para protegerse no se imagina ya con un arma en la mano? En cuanto se blande un escudo, se llama a una espada. Así, todo el que alimenta una polémica atiza el fuego de mil argumentos y pretextos partidistas. ¿Queréis hacer crecer otra vida, otra manera de recibir su don y de avanzar hacia la eternidad?

Entonces, en vuestra sed de verdad y de paz, dejad de ser guerreros... Detrás de términos disfrazados, no habláis sino de derrotas o de victorias y, sin embargo, la vida sólo es una lucha en la medida en que la pensáis de esa manera.

La voluntad de luchar es siempre una manifestación de vuestra personalidad inferior, que sólo sabe ver por sombra y por luz. Zanja sin amar de verdad. Todas las causas parecen justas a quienes las abrazan, pero sabed que la voluntad de progresar es diferente de la del combate. No levanta lanzas contra sí misma, por el deseo inconfesado y perverso de medir su orgullo y su sed de dominación. Es la del día que nace y se despliega sin preocuparse de nada más porque sabe que la luz es su naturaleza y que por ella renacerá siempre.

No os digo, amigos, que esperéis a que «todo pase» en un mundo feliz. Al contrario, os digo: ¡como el día, despuntad! Si tenéis la voluntad de soltar vuestras armas, es decir de desarmar primero vuestra mente y vuestra lengua, que sea para recoger del propio suelo un simple bastón de peregrino... ¡porque lo que vais a emprender es realmente una peregrinación! Poco importa que lo hagáis a mi lado o junto a otro hermano. Si el violeta os sienta mejor que el azul, está bien así... ¡Las diferencias son riquezas, temas de reflexión, oportunidades de crecer, y no motivos de conflictos!

La Revelación hecha a la humanidad por la Divinidad nunca es total ni definitiva. A imagen del universo de los universos, permanece en perpetua expansión. Nada de lo que ha sido dicho por el Padre Celeste ha dejado de ser cierto; en cambio, mucho han dicho los hombres usurpando la autoridad del Padre.

La verdadera Revelación continúa; se desliza incansablemente por los meandros de las civilizaciones, les imprime su curso de forma irreversible y tan poderosa que ningún ser humano puede entrever las cumbres de belleza que alcanzará.

Extraído del libro Por el Espíritu del Sol

A.y D. Meurois-Givaudan

 

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La Soledad

A veces es preferible luchar contra un ejército...

antes de enfrentarla...

porque ella te enfrenta con tu mayor enemigo...

que eres tú mismo...

Ella pone al descubierto tus limitaciones...

te obliga a encontrarte...

salvo que quieras combatirla... en vez de comprenderla...

destruirla...

en lugar de abrirte a ella...

Bendita soledad... que me ayudaste a encontrarme...

que hiciste que me vea... que me demuestre que puedo...

que mi error fue tratar de deshacerme de ti...

que al verte desde mi amor... te amé...

y te di la bienvenida a mi vida...

Amada soledad... fiel compañera...

qué dulce eres cuando sé... que alguien me espera...

cómo te disfruto cuando cruzas mi vida...

cuánto me enseñaste... cuánta maravilla...

cuánta angustia culpándote... hecha trizas...

Te doy la bienvenida... me ayudaste a crecer...

sentada en mi mesa... instalada en mis viajes...

ocupando un lugar... en mi lecho...

desde mi antiguo miedo... construyendo sueños...

y al rehacer mi vida... te alejas... desapareciendo...

Y ahora soledad... convives conmigo...

ya no me atemorizas... y ahora te digo...

que ya no te temo... que no me persigo...

que me he convertido... en mi mejor amigo...

y que a partir de ti... una nueva vida... he construido...

                                                                                                     Marcelo Marión

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Cooperación

Cuando hablamos de cooperación, nos vienen a la mente algunas ideas acerca de todo lo que encierra su significado, el tema surgió de manera espontánea ante una escena de la película "Fenómeno" en la cual el protagonista hace mover un simple lápiz sobre una mesa y cuando es interrogado sobre la manera en que los hace, él responde que es el resultado de la cooperación entre la energía del elemento y su propia energía.

Ello tiene implicancias muy importantes y hermosas, ya que en algún momento pensábamos que la facultad de mover objetos a distancia, quizás fuese el producto de una "orden mental" antes que de un pedido de colaboración. La connotación es totalmente distinta, en la primera hablamos de una energía imperativa, como si se tratara de una imposición o mandato al objeto para que cumpla con nuestra voluntad, por el contrario en la cooperación hay una energía participativa, es como buscar un objetivo común y aunar fuerzas para alcanzarlo, nos habla de alinear nuestras energías en un propósito unificador que nos vincula desde un lugar muy distinto al que nos refiere el hecho de movilizarnos porque nos lo ordenan.

No dejo de pensar que si el funcionamiento de estos fenómenos se produce de esta manera participativa entre aquellas personas que tienen la facultad de llevarlos a cabo y los objetos en cuestión, cuáles podrían ser los resultados si esa misma interacción fuese aplicada en los vínculos personales.

Implicaría un verdadero cambio en la forma de actuar el poder accionar desde una perspectiva de cooperación antes que hacerlo como una obligación "para" lograr algo. Ese espíritu de cuerpo es el que caracteriza el trabajo en equipo, donde la confianza en el resto de los miembros, bloquea cualquier tipo de actitud egoísta, todos son uno para alcanzar el objetivo.

Es probable que esa energía sea la que caracteriza una verdadera comprensión sobre la unidad que existe en el Universo. Se siente una sutil diferencia respecto al simple alcanzar metas en conjunto, como si surgiera un espíritu enriquecido de aquella cooperación, implicando una entrega verdadera de nuestra parte que nos devuelve una gratificación personal que va más allá del objetivo logrado, es decir independiente de él.

La cooperación también puede ser una buena base para el "dar" ya que estimula la solidaridad en cada acto de nuestra vida, de una forma más desinteresada, con la máxima apertura posible a la experiencia que se deriva de ello y el convencimiento de que cuando cooperamos en cualquier actividad con alguien, en realidad estamos aportando nuestro pequeño grano de arena al cumplimiento de un plan superior que quizás no podamos comprender desde un punto de vista racional, pero que internamente, en ese lugar donde se mueven otras energías, sobreviene la misma satisfacción que si estuviésemos armando un rompecabezas y de pronto encontramos la pieza que se ajusta exactamente a un lugar, aunque le falte mucho para concluir la obra, ese paso es gratificante en sí mismo.

Imagino que no está muy lejos el día, en que el hombre, ya cansado de probar los frutos del individualismo, (que si bien es importante para lograr el autoconocimiento del que derivará una clara comprensión de nuestra misión en la vida, formando parte de aquel plan), no se dejará confundir por las trampas del ego, quien con su carga de miedos, nos hace perder el verdadero sentido del amor por los demás, que se pone en marcha con un actuar solidario y desinteresado.

En el egoísmo nos ahogamos en nuestras propias energías, tejemos una tela de araña que termina envolviéndonos y aislándonos del resto, cayendo en la falsa creencia, que de ese modo lograremos ser, aquello que se espera de nosotros, cuando en realidad dejamos de serlo, nos alejamos de nuestra esencia.

Estos conceptos sobre la cooperación, el dar solidario, el interactuar amoroso con los demás, son términos que suman en la difícil ecuación de la vida, por el contrario, todo actuar que anteponga el interés personal al interés colectivo, formará parte de los términos que restan.

No debemos confundir lo expresado, con dejar de ser "uno mismo" para interactuar con los demás. Ser uno mismo es la base fundamental para poder producir una verdadera entrega, es desde ese lugar del "yo" que conoce sus virtudes y limitaciones, que podemos brindar una verdadera utilidad al plan, y sólo desde allí comprobar que la Ley del Universo que es sabia, nos devuelve mucho más de lo que damos.

Hacerlo de otro modo, aunque sea de una forma altruista y sacrificada para el bien de los demás, nos liga a energías y esquemas de funcionamiento viejos, la propuesta de hoy es que debemos sentir lo que hacemos y desde ese lugar abrirnos al mundo.

                                                                                                                               Luis Ramos

                                                                                                                    lramos_42@latinmail.com

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Vejez o Ancianidad?

Cuando uno llega a los 60 ó 65 años tiene la sensación de encontrarse frente a un gran portal, detrás del mismo hay dos caminos:

1) El de la «vejez» que es un camino oscuro caracterizado por la paulatina autodestrucción en el cual se añora lo pasado con nostalgia cayendo en el aislamiento y la depresión. La vida atraviesa una etapa lúgubre y desolada.

2) El otro camino es el de la «ancianidad», que está caracterizado por la sabiduría que deviene de la experiencia, es una etapa enriquecida por el dar con conocimiento, es el ocaso del sabio, del haber vivido creciendo con cada experiencia, es un camino siempre abierto a la contención de los demás desde un punto amorosamente cargado del pasado, para todos aquellos que aún tienen mucho futuro.

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