Revista Nro. 17

Índice:

Un cambio en nuestras vidas

Instrumentos de Luz

Enseñanzas de Kung Fu

Hubo una época

Por el espíritu del Sol

El orden social


Un cambio en nuestras vidas

Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comento al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.

Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximo al señor, aparentemente el padre de familia y le pregunto:

«En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?»

El señor calmadamente respondió:

«Amigo mío, nosotros tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.»

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue.

En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó:

«Busque la vaca, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco.»

El joven espantado vio al maestro y le cuestiono sobre el hecho de que la vaca era el medio de subsistencia de aquella familia. Mas como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujo la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.

Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, acelero el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí.

Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmo que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca):

«¿Como hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?»

El señor entusiasmado le respondió:

«Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.»

Todos nosotros tenemos una vaca que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobre vivencia la cual es una convivencia con la rutina, NOS HACE DEPENDIENTES, Y EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VACA NOS BRINDA.

Descubre cual es tu vaca y empújala al precipicio!

«Locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes».

                                                                                                                                          Albert Einstein

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Instrumentos de Luz

Escuchando música de Nazca me dejo llevar por losvientos de esta magnífica cultura y a la vez me pongo en contacto con las culturas milenarias del Tibet de donde es originario Reiki, redescubierto por un japonés Mikao Usui en el siglo pasado, de allí su nombre.

Los instrumentos suenan, mi mente vuela lejos. ¿Cuantos puntos de contacto en las civilizaciones antiguas?¿Cuántos con nuestra civilización actual?

El punto central, es sin duda, la idea, el concepto de instrumento. Este no vibra, no emite sonidos por sí solo. Hace falta un intérprete que le otorgue vida, sentimiento, vibración, energía. Esto es paralelo a lo que sucede con quienes somos reikistas. Solo somos instrumentos.

No ejecutamos, la magnificencia, la armonía, la sanación. Solo somos instrumentos.

La energía pasa a través nuestro, somos un canal de luz y la creación, la energía vital universal, llena de sabiduría, es quien interpreta los acordes.

Los instrumentos son muchos, diferentes, únicos, especiales, cada uno, podrá sonar mejor o no según su calidad de hechura, sus materiales pero será menester indefectiblemente afinarlo y esta es la tarea nuestra como canales, afinar el instrumento para que cuando las vibración lleguen, la energía llegue, sonemos en acordes armoniosos y bellos.

El andar el camino supone, autoconocimiento, autosuperación, compromiso, respeto, humildad, compasión, amor.

Cuando me preguntan, si todos los reikistas son iguales, yo me pregunto ¿estarán afinados todos los instrumentos?

                                                                                       Graciela Mighetti - Traditional Reiki Master

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Enseñanzas de Kung Fu

Kung Fu: ¿Qué sucede... dónde lo encontraste? (un bebé)

Maestro: Junto al río

Kung Fu: ¿Te imaginas? ¿cómo pueden hacer eso? Hambre hay en todas partes. ¿No es mejor dejarlo morir que forzarlo a vivir?

Maestro: Una vida es sagrada. Cuando hay unión entre un hombre y una mujer es siempre recompensada, fuera de eso no hay vida, pero después de esa unión la vida puede continuar.

Kung Fu: ¿Debe defenderse la vida siempre?

Maestro: La espina defiende a la rosa, y lastima solo a aquellos que hurtan la flor que brota de la planta.

_______________

Ojo por ojo y diente por diente...

Kung Fu: Maestro, ¿el sufrimiento lo trae uno mismo?

Maestro: No saltamontes!

Kung Fu: ¿Entonces lo trae otro?

Maestro: No!

Kung Fu: ¿Entonces uno mismo y otro tal vez?

Maestro: ¿Acaso su ojo se metió en tu puño?

Kung Fu: ¿Entonces buscaré la forma de pagar?

Maestro: ¿Cuál es la deuda?

Kung Fu: Mi sufrimiento.

Maestro: La venganza es un buque en el agua con un agujero. No lleva nada adentro mas que la promesa de un vacío eterno.

Kung Fu: ¿Tendré que pagar las injurias solo con bondades?

Maestro: Hay que pagar las injurias con justicia y además con perdón, pero la bondad siempre con bondades.

_______________

Maestro: El miedo es el enemigo, la confianza la coraza

Kung Fu: ¿Sin saber siquiera lo que va a pasar?, ¿no es de sabios tener miedo?

Maestro: Aquel que se conquista a si mismo es el guerrero más valioso, haz lo que tengas que hacer con el corazón tranquilo.

Kung Fu: Maestro, ¿cómo puedo saber lo que es posible para mi?

Maestro: Mira bien el color del cielo y escucha el sonido del batir de las alas del ave, busca en el aire el perfume del hielo en un caluroso día. Si puedes encontrar esas cosas entonces lo sabrás.

                                                                                                                     Continuará...

                                                                                                               elaborado por M.Marión

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Hubo una época

Hubo una época en que
todo era más fácil.

Tu mamá decidía que ropa te ponías.

Te peinaba.

Te cuidaba.

Y cuando tenias hambre,

solo llorabas.

Ibas a ser abogado, o tal vez ingeniero.

Pero un día, sin que te dieras cuenta, creciste.

Y aprendiste a decir que no.

No te conformaste.

Empezaste a tomar tus

propias decisiones.

Y sentiste que querías

cometer tus propios errores.

Entonces tomaste el

camino mas difícil.

El que no estaba hecho.

Te dedicaste a lo que

realmente querías.

Te animaste a ser distinto.

Escuchaste esa voz que te salía de adentro.

Y por primera vez

sentiste que podías.

Era tu lucha.Tu convicción.

Y sin dudarlo arriesgaste todo lo que tenias.

Porque en el fondo, sabias que había algo mucho peor que fracasar.

          No haberlo intentado!

 

                                                                            C.E.

 

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Por el espíritu del Sol

¡Mi palabra de ayer ha servido tan a menudo de apoyo a quienes se sienten lobos cuando hay heridas por vendar! Por todo ello, actuaré tras las cortinas todo el tiempo necesario, de modo que no me busquéis; perderíais con ello la oportunidad de vivir esta hora y de actuar en estos Tiempos.

 

He venido de nuevo no para reunir fieles, sino para que los hombres sean fieles a la reunión que su corazón reclama.

 

He venido de nuevo no para restaurar o construir una Iglesia, sino para derribar muros. ¡Muros de piedra y de espinos, muros de egoísmo, muros de intolerancias, murallas de inconciencias y de miedos!

 

Todo será minado, todo se desmenuzará... Por eso también se os llama a todos, por eso habéis elegido esta hora en la esfera del Tiempo para venir a este mundo, a fin de acabar mejor con vuestros propios conflictos.

 

Pero no os confundáis, amigos: os hablo de un trabajo de amor; se trata de un gran impulso sin pesar ni amargura. Tenéis que volver a pensarlo todo, también vengo a deciros eso. Significa que para reconstruir, no necesitáis el mismo cemento. ¿No habéis comprendido que la noción de "el otro" se disgregará tarde o temprano, porque es la noción de los individualismos y de la manta echada sobre vuestras cabezas? Todos vosotros, hombres y mujeres de la Tierra, sois un solo ser. Esto no es una metáfora, sino una realidad. Sois un solo ser, cada una de cuyas células se ha puesto a pensar, a actuar por separado, hasta el punto de convertir la disociación en un verdadero faro, una especie de ley ineludible.

 

La Disociación es hija del orgullo que asfixia a toda la humanidad. También he venido a deciros que esta raíz-madre de todas las limitaciones, la que os hace creer que sois más que vuestro vecino, no se mata, sino que se deja secar, se deja que caiga en su propia trampa de sed insaciable y de posesiones eternamente insatisfechas. Hay fuentes de las que cada uno ha bebido en exceso y cuyo acceso hay que perder.

 

Amigos, os invito pues a olvidar los viejos itinerarios... ¡Hay mapas tan bellos y senderos tan hermosos que nunca habéis pisado! Pero no he venido hacia vosotros como un mago dotado de su varita mágica. Nadie os ofrecerá un mundo mejor, ninguno de mis hermanos hará resplandecer ante vosotros un sueño supuestamente al alcance de la mano. Lo que tendréis será lo que seáis, y lo que seáis será lo que recordéis. ¿Hay mayor secreto que éste?

 

«¿Eso es todo?», decís... Y, sin embargo, en ese todo que os parece tan poco hay que ver el núcleo de muchos errores. El que os habla nunca se sentará en un trono ante vosotros, rodeado de una corte de siervos solícitos que divulguen su verdad petrificada por los confines del universo. No os dará la llave de un palacio ni el acceso despreocupado a un reino. Quiere que creáis, que expandáis todo eso sólo con vuestro corazón, en la lógica de una inspiración y una espiración.

 

¿Estáis preparados para tamaña tarea? Eso es lo que os pregunto. Pero ninguna fuerza espera un «sí» de vosotros si no estáis convencidos de que un grano de arena contiene toda la quietud, la fuerza, la extensión y la belleza de la playa de la cual procede. El universo tiene mayor necesidad de esos granos de arena que de los grandes sacerdotes y sus vagos sermones. La hora de los sermones ya ha pasado... Y. si la voz de unos cuantos sigue resonando más que la de otros, es sólo porque ciertos granos de arena se han dejado abrazar por la inmensidad del mar desde hace más tiempo...

 

El orgullo es lo que hace que un alma no quiera dejarse abrazar... y el orgullo es el hijo primogénito del libre albedrío. ¡La elección! ¡Ésa es la trampa, pero también la joya! Cada uno de los hombres de la Tierra puede dar lecciones y puede apropiarse de todo. Cada uno de ellos es capaz de dar vida, de mantenerla y de recobrarla. Sin embargo, ¿sabe cada uno de ellos por qué y cómo es así?

 

Entonces, a todos los que tengan el valor de escuchar mis palabras y de desenredar la madeja de sus propias rigideces, les pido primero un poco de silencio, pequeña perla de honradez, de sencillez. Ya que él también, y tal vez el primero, conduce a la autenticidad...

 

Todas estas palabras que os entrego y que os entregaré de ahora en adelante, quisiera que fueran de silencio, de ese silencio vivo que no asusta, sino que celebra los reencuentros con uno mismo. Él es el lenguaje único y universal. No veáis en él una soledad, un vacío, ya que es un cuerno de abundancia, donde incluso aquellos que tienen el corazón amurallado pueden esperar encontrar refugio y esperanza. Las palabras de silencio no son palabras de la nada, llenas de vacío... Escuchadlas bien, miradlas, ved cómo, por el contrario, están llenas de Aliento... Vuestro nuevo cimiento... ¡un Aliento capaz de desatar una ola como no la habéis visto nunca... en la playa! Con estas palabras, me dirijo a todos, mucho más allá de los círculos ocultos, lejos de las querellas partidistas de los esoterismos donde se reconstruyen las barreras de las iglesias.

 

Lo que ayer mismo podía y a veces debía ser velado, hoy ya no debe ser disimulado ni guardado celosamente. ¡Ha llegado la hora de repartir las perlas! No temáis que sean man-cilladas y dilapidadas, pues para cada cual recibe solamente las que son visibles a sus ojos y las que pueden recoger sus manos.

 

Hay algunas tan translúcidas que sólo pueden captarlas ojos puros como el cristal. Que todo esté pues a disposición de todos. No hay más alma cerrada que la que niega a las demás el acceso total y permanente a la Vida.

                                                                                            Extraído del libro

                                                                                           Por el Espíritu del Sol

                                                                                                                A.y D. Meurois-Givaudan

                                                                                                                               

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El orden social

Con frecuencia escuchamos hablar sobre un Nuevo Orden Social , a lo largo de este siglo, esa frase, fue varias veces invocada como justificativo de las acciones más violentas y despreciables que el hombre haya podido imaginar. En su búsqueda, fueron inmoladas cientos de miles de personas, como si con ello se contribuyese a purificar las razas, o alcanzar determinados beneficios sociales que se presentan como trascendentes o lo que es aún peor, bondades sociales que se pretenden defender.

Que ideas tan extrañas acerca de una palabra que en realidad, debería abrirnos la imaginación hacia la armonía, la disciplina, la prolijidad, la belleza, la paz, como conceptos que plasman en la realidad concreta todo ese proceso maravilloso al que podríamos llamar, Orden Universal.

Ese orden del cual hablamos, es el orden que se encuentra implícito en todas las cosas, en el movimiento de los astros, en la migración de las aves, en las peores tormentas y en los más espléndidos días de primavera, en el nacimiento de un hijo, en las melodías de una canción, en la vida submarina, en el microcosmos y el macrocosmos, ... nada escapa a ese proceso.

Los humanos, dentro de nuestra limitada conciencia, buscamos afanosamente ese Orden, pero fuera de nosotros, así vamos forjando pesadas estructuras que nos van alejando lentamente de nuestros sentimientos más íntimos. Creemos con ingenuidad que con el Orden externo, logramos cosas "importantes", y lo vivimos como una gran verdad sin la cual, parece que nos falta algo. Las normas, que son fundamentales al momento de definir nuestras conductas, se convierten de repente en cadenas que sin darnos cuenta nos esclavizan, haciéndonos perder uno de nuestros bienes más preciados, la libertad.

La libertad de no poder ser felices, si todo no está en su debido lugar, o si el transporte se demoró 10 minutos, o si se cortó la luz, o si se inundaron las calles, o si el tránsito está muy congestionado, etc.. que desorden! Acostumbramos a exclamar.

Quizás debamos reeducarnos hasta comprender que sólo podemos reconocer afuera de nosotros, aquellos que es nuestro y que por consiguiente está dentro de nosotros. Cuando hablamos del caos, es a nuestro propio caos al que nos referimos, cuando no aceptamos lo que vemos, es porque no somos capaces de ver lo que no podemos aceptar, nos revelamos frente a todo aquello que sucede a nuestro alrededor y que no está de acuerdo a la trama que tejimos en nuestra mente. ¿Cuántos buenos momentos se pierden en enojos y descontentos por cuestiones, que en sí no son ni buenas ni malas, sino diferentes de la imagen que nos hicimos de ellas?

Por eso resulta útil observar porqué buscamos el Orden externo, cuando aún no pudimos lograr el Orden en nuestro interior, el apasionarnos con el primero nos hace ver que aún no conquistamos el segundo. No obstante su necesidad nos ilumina un vacío interior que pretendemos llenar acomodando nuestro entorno, quizás, si logramos tomar conciencia de esto, debamos empezar a bucear en nuestras aguas oscuras, para conocernos mejor, para reconocer que el Orden Divino habita adentro nuestro, y para comprobar que cuando llegamos a ese punto de claridad, todo está en su debido lugar.

En ocasiones, esto es difícil de vivenciar porque nuestra mente está tan condicionada que trata de plasmar su necesidad en el mundo de las formas concretas sin atender a las verdaderas ansiedades que el espíritu necesita en su tránsito evolutivo.

Y todo esto es muy importante porque naturalmente somos seres sociables, es decir que alcanzamos nuestra máxima realización en el diario interactuar con los demás, como si nuestra experiencia humana como aprendizaje, alcanzara su cenit "por" y "para" los demás.

Visto de este modo, podemos entender que los conflictos a nivel social, son más bien un reclamo de un Orden distinto al imperante, antes que un desorden, del mismo modo, en que el conflicto en el individuo es una situación límite que le permite crecer mediante el traspaso del mismo límite que lo fuerza al cambio, lo cual nos enriquece y amplía nuestras formas de vincularnos con el mundo en la medida en que valerosamente nos animemos a soltar las viejas tendencias, aceptando las nuevas formas.

El peligro siempre nos acecha, porque de acuerdo a nuestro nivel de conciencia, nos resulta difícil manejar nuestro crecimiento personal, sin caer en un excesivo individualismo que poco contribuye a la iluminación de la conciencia global. Justamente es el individualismo ego centrista el punto más vulnerable de la vida en sociedad, lo cual no es algo malo, sino que de acuerdo a nuestro nivel evolutivo como sociedad, ese egoísmo aparece como una base menos elevada pero más estable que la práctica de la virtud, para cuya plasmación en el plano concreto aún no estamos preparados.

                                                                                                                                R.F.E.

 

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