Revista Nro. 08

Índice:

El Buscador

Autoconocimiento

Dos clases de seres

El Indio

Trabajo y buen humor

Reiki: Alternativa o Complemento

Servicio en acción


El Buscador

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador...

 

Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra.

Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

 

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.

 

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención.

 

Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.

...Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.

 

De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.

 

El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.

 

Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.

Sus ojos eran los de un buscador y quizá por eso descubrió sobre una de las piedras, aquella inscripción...:

Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas

y 3 días

 

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida.

 

Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.

Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía:

 

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y tres semanas

 

El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.

 

Una por vez, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.

 

Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años...

 

Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.

 

El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó.

 

Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

 

-No, ningún familiar – dijo el buscador - ¿qué pasa con este pueblo?, ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?, ¿por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?!!!!

 

El anciano se sonrió y dijo:

-Puede Ud. serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...

 

Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello.Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente algo, abre la libreta y anota en ella:

 

a la izquierda, qué fue lo disfrutado...

a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

 

Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos? , ¿tres semanas y media?...

 

Y después... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?...

 

¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo...?

 

¿y el casamiento de los amigos...?

¿y el viaje más deseado...?

 

¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?

 

¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?...

 

¿horas?, ¿días?...

 

Así... vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento.

Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta...

 

y sumar el tiempo de lo disfrutado,

para escribirlo sobre su tumba,

porque Ese es, para nosotros,

el único y verdadero tiempo VIVIDO.

(CE)

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Autoconocimiento

El hombre es un ser en desarrollo. Nace con muchas posibilidades para lograr ese desarrollo, pero en general no tiene conciencia de que posee esas capacidades, ni de que es un ser en desarrollo.

 

Hay una especie de ceguera en él que le impide darse cuenta de todo lo que puede ser fundamental en su vida. Se integra a la sociedad en la cual nace y se sujeta a sus condicionamientos.

 

Esa sociedad es la exteriorización de la mente de todos los seres humanos que lo han precedido. Así como es la mente de los hombres es el mundo exterior.

 

Si en la mente de los hombres hay confusión, conflicto, destrucción, caos, todo eso se refleja en la sociedad que van creando, en la cual surgen guerras, hambre, contaminación.

 

Si en el hombre hay violencia, en todos los sistemas que vaya creando, esa violencia va a estar reflejada.

 

Si en el hombre hay discriminación hacia los seres con los que convive, eso se va a manifestar en todos los seres creados por él.

 

Si el hombre ha perdido el contacto consigo mismo, y toma esto como algo natural sin cuestionarlo, será natural que no pueda tener contacto adecuado con los otros seres humanos.

 

El desarrollo potencial que sea capaz de lograr, estará en relación a su aptitud para ampliar su conciencia. Todos los hombres tienen momentos de lucidez en los cuales vislumbran algo de esto pero los desestiman, no los toman en cuenta.

 

En todo el desarrollo de la humanidad ha habido infinidad de voces que lo han alertado con respecto a todo esto, pero son pocos los hombres que han respondido a esas voces.

 

Esas voces a lo largo de milenios han dicho siempre los mismo: la conciencia se desarrolla si el hombre toma contacto consigo mismo. Si la principal preocupación del hombre es tomar contacto con la maravilla que él mismo es, sus posibilidades se despejarán a un ritmo que puede llegar a ser vertiginoso. Lo único que debe hacer es abrir los ojos, seguir el hilo de sus pensamientos, contemplar ese transcurrir que es propio de su mente. Darse cuenta de cómo es manejado por algunos de esos pensamientos, como es una pequeña maravilla que se sacude en el mar de sus pensamientos.

 

Cuando empieza a llevar su atención hacia ese mecanismo, muy pronto va a tomar conciencia de que hay varios mecanismos que gobiernan su conducta. Lo que él creía que era su libertad, resulta ser una sucesión de movimientos ciegos que conducen su vida por él. Así realiza distintas tareas: trabaja, estudia, se vincula con los demás, toma importantes decisiones que pueden afectar a muchas personas, todo esto en un estado de semiinconciencia. Solamente al saberse a sí mismo, por lapsos muy pequeños al principio, podrá tener noción de lo que en realidad es. Ese contacto consigo mismo irá ampliando su conciencia cada vez más. Esa sucesión de emociones descontroladas que lo gobiernan, durante instantes se organizará de otra manera y la energía que posee dará lugar a sentimientos más estables.

 

Poco a poco lo que era un fluir descontrolado, se empieza a serenar y se convierte en ricas po-sibilidades de vincularse consigo mismo y con los demás.

 

Ya no está a merced de sus emociones sino que por el contrario sabe encauzarlas para convertirlas en potencia útil. Lo que en un comienzo era puro impulso a controlar, a manipular, a avasallar, se va convirtiendo a través de la observación de esos mecanismos en la capacidad de comprender, de cooperar, de participar con los demás.

 

El desarrollo consiste en el pasaje de ser arrastrado por los propios impulsos a ser el que gobierna a toda esa energía.

 

Este pasaje no tiene nada que ver con la represión, es una forma de transformar una potencia ciega en energía que podrá integrarse a la energía Universal. Y lo que va ocurriendo en la mente del hombre va provocando transformaciones afuera. El despertar es interno y también será un despertar social. La armonía interior se exteriorizará en sistemas sociales que no avasallarán, ni producirán sufrimiento. La sociedad como reflejo de lo que el hombre es, se irá transformando. Solamente el desarrollo interno del hombre podrá producir una evolución en la sociedad que a su vez potencie cada uno de los desarrollos de los seres que la componen. Así como los automatismos van reproduciendo conflicto y sufrimiento, la armonía interior se irá manifestando en formas sociales cada vez más perfectas. El hombre recuperará la memoria de que forma parte de una totalidad y se integrará gozosamente a cooperar con todas las otras células de esa totalidad.

 

                             Lic. Gloria Borrás

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  Dos clases de seres

EI hombre Ilama todavía ·casualidad, a todo aquello que no es capaz de comprender coherentemente.

 

Hay un mundo en el Universo en el que sus hombres se dividen en dos grandes grupos: los que creen en el azar y aquellos que, al fin, descubrieron que "todo", en la vida tiene un "porqué".

 

Los primeros -que gustan de llamarse ateos, escépticos, agnósticos y "pasotas"- viven aún inquietos, temerosos de cuanto les rodea y hasta de sí mismos.

 

Los "creyentes" en la casualidad son aún una gran mayoría en este planeta.

 

Cada nuevo amanecer es un suplicio, una desesperanza, un hastío, una carga que só1o parece conducirles a la agresividad y al absurdo.

 

Los segundos -por los caminos más extraños averiguaron un buen día que su presencia en esta vida obedecía a una poderosa razón: aprender. Aprenderlo todo y de todos...

 

Para éstos, nada es casual. Ni siquiera el nacimiento, y mucho menos, la muerte. Estos hombres disponen de un poder envidiable que nace de sí mismos: la confianza en una Suprema Fuerza y en sus "intermediarios". No son hombres felices, pero viven en paz.

 

Para los "creyentes" de la "causalidad", cada amanecer es un regalo, un desafío, un cheque en blanco, una nueva oportunidad de sentir y conocer.

 

Ambos grupos viven. La gran diferencia es que los segundos "saben por qué".

 

                                                                                                                            Sueños – J.J.Benítez

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El Indio

¡El indio vive! Está en ti, está en mí, está en todos los que aman y viven en su tierra pugnando por hacerla mejor. Indio es una actitud de espíritu, no un hecho racial. Es la intuición del suelo, la comprensión del pueblo en que estamos sumergidos, la responsabilidad de cada uno por la sociedad que lo contiene.

El sentimiento de autoctonía rebasa las fronteras históricas, políticas y sociales. La América del pasado es como el cielo estrellado; no podemos abarcarla en su total belleza y poderío. Pero la América presente, es la patria natural de los seres de fe, de los soñadores, de los vigilantes, de los precursores, de aquellos que amasan su pan con el dolor de cada día.

Para el pensamiento americano, somos Tierra y Sol. Cuando envejecemos y termina nuestro hálito vital, nuestros restos retornan a la Tierra; y nuestra idea, si no permanece como luz en el cerebro de otros hombres, vuelve al Sol. La división del ser en materia y espíritu, cuerpo y alma, vida y muerte, tierra y cielo es de Occidente. El mundo preamericano no conoce esa división ... Todo es cosmos, y el ser humano es el hermano de la estrella de la más lejana galaxia.

Después de milenios de evolución, llega la hora de América, y con ella la Era maya, azteca, inka, donde el prójimo no es el prójimo, sino la persona misma del sujeto. Para que dentro de los hombres no sólo haya fraternidad, sino también identidad... "Yo soy, otro tú".

El Occidente es el "conócete a ti mismo", "no hagas a otro lo que no quieras que se te haga", "pienso, luego existo", "el hombre es el lobo del hombre", "el tiempo es dinero"... todo esto es el ego, "la propiedad". En tanto que la subyacente sociedad nativa primigenia es: "vida, amor, paz, y armonía cósmica".

El Nuevo Mundo, "la sociedad perfecta", no es "La República" de Platón, ni el sueño de los utopistas. No. El Nuevo Mundo, es carne viva: espíritu vivo. Y existe.

Los pieles rojas de Norteamérica, los aztecas de México, los mayas de centroamérica, los chibchas y los motilones de Colombia, los guajiros, caribes y timotes de Venezuela, los quechuas del Ecuador y Perú, los aymaras de Bolivia, los araucanos de Chile, los diaguitas, mapuches y tobas de Argentina, los charrúas y los tupi-guaraníes del Uruguay, Paraguay y Brasil... llevan en su memoria genética las bases de una sociedad más perfecta que existió hace miles de años.

Ni filósofos, ni científicos, ni estadistas, ni guerreros, han podido decir a la humanidad: "¡Por aquí!"

Desde la milenaria "Puerta del Sol" de Tiwuanaco, es el Amauta, hijo de Tawantinsuyu, quien anuncia la aurora de una nueva vida. ¡Vida Real! Una vida sin hambre ni opresión... son las agudas notas del clarín indio que vibran ante la humanidad de todo el orbe... El rugir de Tiwuanaco es quien dice al ser humano:

 

"Por aquí, por aquí!

¡A la vida cósmica de la era nuclear!"

 

La América Silenciada, 1492-1992 de Domingo Díaz Porta

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Trabajo y buen humor

Cada vez que ingresamos a nuestro lugar de trabajo deberíamos hacerlo con una gran sonrisa, buscando compartir con cada persona que se cruce ante nosotros, el gran caudal de optimismo y esperanza que parece surgir de un alma tranquila y feliz.

 

Es una hermosa manera de comenzar nuestro día y transmitirlo a los demás, pero esa actitud que irradia delgados hilos de bonanza que permiten entretejer la primera trama emocional con la cual comenzará la jornada laboral, debe ser reforzada mediante una actitud humorística.

 

Esta es una fuente universal que eleva nuestros flujos de energía ayudándonos a suprimir las tensiones. Según los científicos, el humorismo puede ser una de las conductas más significativas de la mente humana. La investigación sugiere que se puede aumentar la productividad en el trabajo, ya que al sentirnos despreocupados y con buen humor, se tiende a ser más abierto emocionalmente, más energizado y dispuesto a ayudar a los demás con mayor generosidad, mejorando algunos procesos laborales, tales como el buen juicio, la solución de problemas y la toma de decisiones.

 

Por encima de todo el humorismo es algo que se deja que ocurra naturalmente con un sentido de relajamiento y diversión.

 

Buscar un hecho risueño de lo que sucede a nuestro alrededor, recordar una anécdota chistosa o bien reírnos de nuestros propios defectos o errores, nos brindan la oportunidad de relajar el clima de tensión laboral, reagrupando nuestras fuerzas positivas para continuar participando del quehacer diario de forma más creativa y animada.

 

Este tipo de comportamiento mejoran nuestro esta de vigilia, aumentando la energía emocional y el rendimiento. Por el contrario, ambientes de trabajo demasiado aburridos o acartonados, propios de estructuras muy formales y autoritarias, reducen aquella vigilancia exponiendo a las personas a cometer más equivocaciones, mermando su creatividad y disminuyendo su rendimiento.

 

Un importante movimiento en EE.UU., que comprendió el significado de lo expuesto, está desarrollando actualmente experiencias en empresas de primera línea mediante la asistencia de "asesores de humor". Una nueva disciplina que se impondrá en un futuro cercano para mejorar las relaciones interpersonales y los rendimientos de las organizaciones.                                                                                                                                                                                                                                                                        Luis Ramos

lramos_42@latinmail.com

 

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Reiki: Alternativa o complemento

La sociedad materialista y competitiva avanza en el mundo entero. Mientras tanto los individuos se sienten cada vez más solos y desprotegidos. La onda expansiva llega también a la medicina como a todos los otros ámbitos del hombre.

 

Muchas veces, ante una enfermedad física o cualquier tipo de problema mental o emocional, encontramos que no es posible hallar respuestas, ni contención a nuestra inquietud. Tomamos los medicamentos y mejoramos o no, sanemos o no, queda por lo general un enorme vacío. En ese vacío esta nuestra individualidad, esa que nos hace ser nosotros mismos ya que nadie le ha prestado atención.

 

En todo proceso de sanación de cualquier índole, desempeña un rol fundamental la toma de conciencia respecto del problema que enfrentamos, si lo conocemos, lo aceptamos y trabajamos con él, no sólo podremos sanar sino aprender de él y avanzar creciendo en nosotros mismos.

 

Reiki no es una alternativa, es un proceso totalizador en sí mismo, pues nos conecta con nuestro ser interior, con nuestra propia luz, descorriendo los velos del temor, la duda, los resentimientos, los traumas del pasado.

 

Reiki es energía amorosa, que delicadamente nos provee información de claridad para resolver el acontecer de nuestra vida.

 

Nos permite ver, saber, nos da la fuerza necesaria y el discernimiento. Pero no lo resuelve por sí solo, cada uno de nosotros será responsable y deberá hacerse cargo de aquello que le pertenece, tratando de superarlo, cambiarlo y crecer.

 

Así Reiki puede ser sumado a cualquier otro tipo de terapia tradicional o no ofreciéndonos armonía, luz, amor y las herramientas necesarias para superar la enfermedad, la crisis o simplemente llevar a cabo la tarea diaria de vivir.

 

Si el dolor desaparece, la enfermedad sana, la angustia se disipa, el temor es reemplazada por la fuerza, habremos hallado el origen de estas desarmonías, aprendiendo la lección que cada una de ellas tenía para nosotros.

 

Podremos entonces aprender a mirarnos en el espejo de nuestra alma y reconocernos en esta imagen.

 

                                                                                                                               Graciela A Mighetti

 

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Servicio en acción

Este texto fue transcripto de una grabación efectuada  hace unos años a José Saponaro, integrante de la Asociación Civil "Manos del Sol", referido al autoconocimiento a través del Servicio.

 

Hoy en día los conocimientos los tenemos todos, siempre los tuvimos dentro nuestro, pero hoy en día más que nunca debemos empezar a sacarlos afuera, porque hay que empezar a trabajar en acción. Venimos acostumbrados desde que nacemos a pedir, siempre a pedir y no dar, tal vez por ignorancia o por pensar que no somos capaces de poder dar, sentimos que no podemos hablar, por ejemplo en una reunión si le preguntamos a otro: ¿Vos que pensas? y o no contesta y se pone colorado o responde: no, a mi no me preguntes. Sin embargo el trabajo laríngeo, trabajo que debemos empezar a trabajar todos, es el puente entre la mente y el corazón, o sea el querer unificar pensamiento y sentimiento y empezar a accionarlo. Y por donde lo vamos a accionar: por la palabra.

 

Estamos acostumbrados a trabajar todo con nuestra mente, todo lo que uno piensa todo lo dice, sin filtrar, sin pasarlo por el corazón. Este trabajo no se realiza haciendo cursos, o siguiendo técnicas ortodoxas, se hace sintiendo, aquietando la mente. Cuando uno empieza a sentir sensaciones y percibir cosas que ya están sacudiendo y perturbando parte de uno mismo, es allí cuando debemos parar y ver el porque, empezar a conocernos. Estamos acostumbrados a pedir a otros la enseñanza, o que actúe por nosotros, y así vamos de una disciplina a la otra, de un curso a otro, de un médico al otro, porque queremos saber, pero ya muchas de esas cosas ya están trascendidas, pero no las queremos ver. Hay que desprogramarse y sentir el aquí y ahora.

 

Sabemos que existe algo superior y que lo percibimos en un lugar en particular, y tal vez al hacer una meditación, o yendo a alguna iglesia o templo, pero cuando salimos de esos lugares o estados y nos topamos con la vida diaria, conservamos esa paz?, ponemos en funcionamiento esa pila cargada de energía en nuestras acciones?

 

Vivimos en un mundo donde nuestra atención al hacer una cosa se centra en un 100% en ello, olvidando el resto, sin embargo nuestra atención esta dividida en: un 33% que es la parte materialista, otro 33% que es el porcentaje de nuestro trabajo con el entorno, las amistades, los familiares, todo lo que nos rodea en la vida y otro 33% que es nuestro interno, nuestro trabajo interno. Centrarnos en cualquiera de esas partes hará resentir a las otras dos, debemos ubicarnos de tal manera que ocupemos el tiempo necesario para cada una de esas partes.

 

No hay nada nuevo que aprender sino formas nuevas de hacer las cosas, la vida cotidiana es nuestra mejor maestra, la vida de cada uno en particular. No podemos tomar la enseñanza a través de la vivencia de otros. La vida nos demuestra que cada día es una nueva oportunidad de aprender hayamos estudiado, cursado o practicado lo que sea.

 

Estamos acostumbrados a seguir patrones y conductas que nos hacen sufrir pues nos engañamos diciendo que lo que es bueno para otros es bueno para nosotros, dejándonos guiar por la mente sin escuchar al corazón. A veces no nos damos el tiempo para escucharnos, cuantas veces pasa por ejemplo que uno tiene ganas de escribir, y nunca en su vida ha escrito, y dice: no como voy a escribir yo con la edad que tengo!, y si lo hacemos lo guardamos en algún lugar donde nadie lo vea. Todo esto pasa por no autoconocernos.

 

                                                                                                                     Continuará...

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