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Revista Nro. 06
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Influencias
en el niñoLos niños empiezan a recibir impresiones e impulsos desde el exterior gracias a sus cinco sentidos y de esta forma su memoria va archivando experiencia tras experiencia, para ser utilizadas posteriormente en asociaciones que dan vida al proceso mental normal de todo ser humano, pero he aquí que existen otro tipo de impresiones que no son precisamente registradas por el cerebro, sino más bien por el alma del hombre, me refiero a aquellas como el amor, el odio, los rencores, las angustias y demás cosas.
Los niños reciben todos estos estímulos dividiéndolos en argumentos intelectuales y emocionales, aún cuando el hombre no distingue entre ambos y las palabras están siempre cargadas o matizadas de emociones, en realidad en el proceso de acumulación de experiencias, el proceso de asimilación, se da en dos grandes fases:
Por una parte el lenguaje y las ideas que encierran los conceptos y la forma de razonamiento, están siendo acumulados por lo que podríamos llamar el aparato mental del hombre, sin embargo, las emociones que muchas veces no son expresadas en palabras sino en caricias, en miradas, en abrazos o en besos, esas son igualmente registradas en otra gran área del ser humano, en su alma.
Así, mientras el cerebro empieza a acumular datos, fechas, nombres y conceptos para después ser utilizados mediante el lenguaje, su alma empieza a asimilar igualmente el lenguaje del amor, el lenguaje de las caricias, el lenguaje de los actos que hablan directamente al alma; por esta razón y sólo por ésta, es que existen tantos conflictos entre los seres humanos.
« La inseguridad del niño se disipa con el amor »
Hay personas que aman intensamente, pero son incapaces de expresarlo porque desconocen el lenguaje del amor; hay otras que pueden hablar elocuentemente y sin embargo expresan sólo frialdad, porque igualmente, sus palabra están vacías de emociones.
Entender que a los niños se les debe educar en ambos aspectos, entender que el uno no implica el otro, entender que el amor no se le puede explicar si no se le siente, es algo que todos los hombres deben de aprender; el arte de las miradas, el lenguaje secreto del alma, los ojos como expresión del amor y del sentimiento interno del hombre, son muchas veces más poderosos que la palabra.
A los niños cuyo vocabulario es tan limitado, se les debe de hablar con el corazón, en el lenguaje del amor, en ese leguaje en el que se puede transmitir la seguridad a los niños, pues si existe algún sentimiento que impere en la mayor parte de los niños, es precisamente la inseguridad; son tantas las experiencias que desconocen, son tantas las cosas que deben aún de aprender, que la inseguridad los acecha a cada momento, ante personas extrañas, ante situaciones extrañas, en lugares desconocidos, en fin, son tantos los momentos en que el niño se encuentra en terrenos nuevos para él, que el sentimiento de inseguridad lo hace presa. ¿Cómo explicar a un niño en palabras que no debe tener miedo? Podrían gastar muchos minutos intentando explicar, y sin embargo, el niño entiende perfectamente cuando es atendido con el amor, un abrazo hace más que mil argumentos expresados pacientemente.
M. Jesús - México’ 1993
Comunicación Cósmica
Si piensas que estás vencido, lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar, pero que no puedes...
es casi seguro que no lo lograrás.
Si piensas que perderás, ya has perdido.
Porque en el mundo, encontrarás que el éxito,
comienza con la voluntad del hombre.
Todo está en tu actitud mental,
muchas carreras se han perdido,
antes de haberse corrido.
Y muchos han fracasado,
antes de empezar su trabajo.
Piensa en grande y tus éxitos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Piensa en que puedes y podrás.
Todo está en tu actitud mental.
Si piensas que te estás avejentando lo estás.
Por eso, para superarte,
tienes que pensar firmemente.
En la batalla de la vida,
no siempre le gana el más fuerte o el más ágil.
Pero tarde o temprano el hombre que gana,
es aquel que cree poder.
Grupo de Meditación Creadora-Costa Rica
Son millones de seres que están tejiendo (aún sin saberlo) una trama humana viviente. Esta no busca adeptos ni seguidores, ni difunde doctrina o filosofía alguna, pero sí está aprendiendo una nueva forma de comportamiento humano revolucionario en sí mismo.
Tienen la mirada en el Más Allá, en los Cielos y en las Estrellas, en lo no existente y desconocido. Pero se proyectan y traen su visión al presente, a este mundo en el cual viven y participan.
A pesar de ver un mundo Nuevo, no luchan contra lo viejo; lo ven derrumbarse solo y, como grandes recicladores, utilizan todos los elementos de demolición para el Mundo que Nace.
Tienen una profunda fe y seguridad absoluta en el potencial interno de cada ser humano. Por lo tanto, no prometen salvaciones externas de ningún tipo, pero sí invocan constantemente al Titán interno que todos tenemos, la responsabilidad imperiosa de descubrir dentro de nosotros mismos.
El servicio para ellos es casi una función fisiológica. Lo necesitan como alimento. Tienen hambre de servir. Sirviendo a los demás sienten que se sirven a ellos mismos. Para ellos esto no es una frase, sino una experiencia viviente.
Gozan de los placeres de la vida y gozan sirviendo a la humanidad.
Sus logros internos incorporaron el dolor, pero fundamentalmente se basan en el gozo del vivir, en la bendición de sentirse parte de una totalidad a la que pertenecen.
Finalmente, son grandes realizadores. La plasmación en la materia, la concreción en el terreno práctico de sus visiones, impulsos e intuiciones no sólo es una necesidad impulsiva que les resulta atractiva sino, fundamentalmente, una acción imprescindible que completa sus sueños.
La plasmación en la materia, la concreción en el terreno práctico de sus visiones, impulsos e intuiciones, es para ellos el Mandato Interno ineludible que completa el círculo que encierra ambos mundos. CE.
Hace tiempo oí decir a una persona internamente muy desarrollada: Mientras no diluyamos nuestra personalidad no podemos hacer nada eficaz.
Yo que llevaba muchos años aprendiendo y enseñando a trabajar para adquirir y formarse una gran personalidad, me quedé desconcertado con aquello que estaba oyendo.
Siempre se había enseñando (y hoy también se hace) el modo de crearse una gran personalidad. ¿Que querría decir aquello de "hay que diluir la personalidad"?
Luego, con el tiempo, he ido comprendiendo el verdadero significado. En realidad la personalidad únicamente se diluye al morir la persona. Lo que se quería decir es que mientras no se consiga reducir y controlar las exigencias de la personalidad a lo mínimo, a lo justo, estaremos actuando con intereses totalmente personales e interesados.
Mientras sea el ego de la personalidad el que dirija y gobierne nuestras acciones, el trabajo que hagamos por los demás será un medio o pretexto para simular nuestra egolatría.
No podemos eliminar y deshacernos de nuestra personalidad para reducirla a sus justos y apropiados límites.
En verdad casi siempre estamos dando vueltas alrededor de nuestra forma de conducta, de nuestras cualidades y defectos. Conviene entonces no perder el norte y saber distinguir entre la naturaleza íntima nuestra y la manera como la vivimos y expresamos, que es lo que suele constituir nuestra personalidad.
Cuando no conocemos la naturaleza de un árbol, no sabemos cuáles son los frutos que corresponden.
Antes que nada hemos de conocer cuál es nuestra auténtica naturaleza para saber cuáles deben ser los frutos apropiados a dicha personalidad. Pero si nos damos cuenta de que somos algo mucho más elevado, noble, sano, amoroso, y sabio como es nuestra naturaleza profunda, entonces nuestros frutos, nuestras acciones, serán los correctos y apropiados a nuestro ser.
Cuando apareció el Cristo, Juan Bautista dijo: "Conviene que El crezca y yo disminuya".
Lo mismo ocurre en nosotros. Cuando descubrimos nuestro ser verdadero, nuestro yo interno, conviene que él crezca y nuestra personalidad individual disminuya.
La personalidad del hombre es más madura en la medida que está gobernada por una sana conciencia y sabe el lugar que le corresponde en cada momento.
Las apetencias de poder, de fama y honores, curiosidad y satisfacción de los sentidos son manifestaciones de una personalidad desequilibrada, inmadura. Esa personalidad debe diluirse, armonizarse y reordenarse.
Todos los rasgos y tendencias de la personalidad, aún los genéticos, pueden reeducarse mediante el reconocimiento y el discernimiento consciente de qué es lo que pertenece a la personalidad y qué al verdadero yo.
Para arreglar una máquina es preciso conocer cuáles son sus piezas esenciales y cuáles las accesorias.
El ser íntimo, el yo verdadero, es la pieza clave. La personalidad es el instrumento, el medio con el que se expresa y manifiesta el yo verdadero. Cada cosa debe ocupar el lugar que le corresponde.
Reflexiones del hombre
de la calle.
Dario Lostado.
Los seres que cuidan la Naturaleza: Hadas, Silfos, Ondinas, Sirenas, Salamandras, Gnomos o Duendes y Gnominas -y varias otras «formas» más-, existen, su constitución es etérica. «Golfo» es un duende del Valle de los Comechingones quién tuvo esta conversación con Mabi...
Las palabras tan repetidas por Golfo: «Todo vive», «Todo vive», parecían introducirme en un mundo nuevo y desconocido:
-¿Sientes Mabi que aire puro!, ¿sabes que él está lleno de Elfos!. Algunos de ellos son muy largos y otros pequeños, pero todos son muy finitos. ¿Qué finitos!. Casi no se los puede ver. Bueno, esteeh ... en comparación con mi voluminoso cuerpo. Te digo Mabi que entrarían como diez de ellos. Los Elfos limpian el aire. AY, ¡pavada de tarea!, no dan abasto los pobrecitos. Vuelan por entre flores y hojas. Patshi, todos los humanos contaminan el aire, y por consiguiente a las plantas que después se llenan de bichitos, y hay que sacarlos uno por uno, cuando esa planta tiene que vivir. Y encima después el hombre protesta.
«Que por qué los microbios, que por qué las bacterias y los virus, que por qué los insectos dañinos». Ninguno sería dañino si estuviese en su sitio. Es el hombre el que los desplaza de un lado al otro a su antojo, y casi siempre para mal. Y en cuanto a los microbios que a los hombres los enferman, son la basura tóxica que ellos arrojan al aire, que cobra vida. Y se convierten en esos microbios que a ustedes los enferman y en esos virus que generan enfermedades incurables y que a veces a ustedes los matan. Dios, ¿pavada de compensación, no?.
Golfo queda meditando unos segundos, y continúa:
-Bueno, ya sé que es algo muy serio. Pero te aseguro Mabi, el saber qué hacer y qué no, en cada circunstancia, es como todo en la vida, un juego muy serio que puede tornarse en gracioso y feliz si se sabe jugar. Si se sabe con qué piezas se juega, a qué se juega y contra quién se juega. ¿En la vida, conoces acaso al adversario?-. Yo suspendo de hacer mis anotaciones, y miro atentamente a Golfo.
-¡Ah!, te hice pensar, niña-. Replica Golfo. Siempre feliz que le preste más y más atención. -"El único adversario es uno mismo cuando no sabe hacer las cosas bien". Si no la vida es un juego en el que casi siempre se gana. Se finaliza un partido (o sea una vida) y se recibe un premio. Después de nuevo a jugar con otras piezas, en otros lugares, y con el aliciente de otros premios mejores. Así, hasta llegar a Dios... Ya ves puede ser la vida un divertimento feliz-. Con qué sencillez había descripto olfo las múltiples vidas que hacemos en un planeta. Cuánta verdad en cuánta simpleza.
«Golfo» - M.A. Ruiz de Motto